En la comparecencia para presentar los actos en homenaje a Santi Brouard y Josu Muguruza, destacados militantes de la izquierda abertzale muertos el 20 de noviembre de 1984 y 1989 en acciones de guerra sucia, Edurne Brouard calificó el Día de la Memoria como un «ejercicio de hipocresía» con el que se pretende «utilizar políticamente el dolor de las víctimas para perpetuar el conflicto» en el país.

La hija del prestigioso pediatra y presidente de HASI aseguró que no tiene «ningún problema en solidarizarse con el dolor de otras víctimas que ha generado la situación de conflicto», aunque recordó que en la iniciativa impulsada por PNV, PSE y PP no tienen cabida «la inmensa mayoría de las víctimas del franquismo y postfranquismo, de los aparatos del Estado y de la guerra sucia». Así, subrayó que el objetivo último de la jornada es valerse del «dolor de las víctimas para ponerlas en primera línea de fuego y mantener el inmovilismo» respecto a la resolución del conflicto político.

Brouard hizo estas declaraciones acompañada de Elena Bartolomé, viuda de Josu Muguruza, y de Joxerra Etxebarria y Tasio Erkizia, amigos y compañeros de los militantes a los que se volverá a homenajear el 20 de noviembre, una fecha -resaltó- «cargada de valor emocional, simbólico y político», dado «el compromiso y la coherencia militante y la rica e imprescindible aportación que realizaron en el seno de la izquierda abertzale».

«Santi y Josu son protagonistas involuntarios de cada 20 de noviembre a consecuencia de decisiones tomadas en las cloacas del Estado. Pero no por ello -declaró Edurne Brouard- queremos olvidarnos de cientos de personas que, junto con ellos, como ellos, hicieron y hacen su aportación».

En este contexto, a preguntas de los periodistas, se refirió a las declaraciones de Felipe González acerca de la guerra sucia, incidiendo en la intencionalidad política de la reflexión en la actual coyuntura y consciente de la «inteligencia» del ex presidente español. «Detrás de los asesinatos del GAL, como anteriormente de los asesinatos del Batallón Vasco-Español y la Triple A, y como posteriormente detrás del asesinato de Josu Muguruza y otra cantidad de episodios de guerra sucia, todavía no sabemos qué pasó con Jon Anza, están desde luego los aparatos del Estado», insistió Brouard.

Tampoco perdió la ocasión de denunciar que los episodios de guerra sucia forman parte de la estrategia del Estado español para «acabar con el movimiento independentista vasco, que se mantiene a pesar del cambio de los gobiernos y que se da con absoluta impunidad».

Aportación militante

Brouard señaló que, en esta ocasión, los actos de homenaje no se pueden discernir del ilusionante momento político que se vive en Euskal Herria. «La apuesta política realizada por la izquierda abertzale, las iniciativas políticas puestas en marcha y los compromisos adquiridos junto con diversos agentes políticos, sindicales y sociales han creado una oportunidad real para llevar a Euskal Herria a otro escenario», señaló.

Su reflexión no se quedó ahí, al añadir que «en este momento, en el que el Estado nos quiere condenar a una situación de conflicto y alargamiento perpetuo del sufrimiento, la izquierda abertzale, con valentía y tesón, ha comenzado a transformar radicalmente la situación. Además de despertar ilusiones, a través de la acumulación de fuerzas y la activación popular, hemos comenzado a construir una verdadera situación democrática en el que todos los respetos de todas las personas sean respetados y todos los proyectos políticos materializables, incluida la nueva Euskal Herria con que tanto Santi como Josu soñaban, la Euskal Herria independiente y socialista».

La hija de Santi Brouard afirmó que la izquierda abertzale ha podido hacer la actual apuesta «por otra era política» en Euskal Herria gracias a décadas de lucha y de aportación militante. «Tal como decía Santi, `borroka garratza da, baina derrigorra, bestela Euskadi hil ingo jaku'; es decir, `la lucha es amarga, pero necesaria, si no Euskadi se nos va a morir' -recordó emocionada-. Miles y miles de personas, trabajando mano a mano, día y noche. Ingrediente esencial para abrir las puertas al cambio político, a la libertad».