Señor ministro del Interior del Estado español, hace ya unos meses mi intención era escribirle personalmente; lo deseché porque estaba seguro que mi correspondencia no llegaría a sus manos y por eso he decidido hacerlo por medio de la prensa.

En primer lugar, le debo decir y asegurar que soy en mis convencimientos un anti toda clase de violencia tanto civil como militar, que rechazo la argumentación de aplicar ésta con argumentos de que de alguna manera hay que defenderse. Tengo convencimientos fijos de que hay caminos y maneras que quizás para usted y para muchos más, son una utopía. Siempre hay caminos que se pueden elegir para salir del atolladero de situaciones por muy complicadas que sean. Toda clase de conflictos se puede solucionar sin la violencia.

Usted dirá que a qué viene esto. Le hago saber que desde 1957 resido en Alemania, nacionalizado, he tomado parte en muchísimas manifestaciones en contra de la violencia franquista, la cual se centraba sobre todo en los socialistas españoles acusados por la dictadura de ser comunistas. Aquí debo marcar la violencia tanto en los cuarteles de las fuerzas de la Guardia Civil como en los recintos de la Policía Armada y brigada de Policía secreta.

En estos centros se incomunicaba y se torturaba a muchísimos de su PSOE. Sé lo que digo, ya que yo también recibí estos tratos. Los tortudadores recibían premios del estado franquista.

La HOAC en la emigración ha tirado durante más de 25 años una revista mensual, «TU-Trabajadores Unidos/ Por una Iglesia del Pueblo». En esa revista, que se editaba para Alemania, Holanda, Suiza y Francia, hemos denunciado siempre la brutalidad del régimen franquista y sobre todo las torturas de las fuerzas estatales.

Lo de los vascos -sean de la ideología que sean- que son hechos prisioneros e inmediatamente son incomunicados es una injusticia que clama al cielo.

Estos casos serán por mí denunciados ante los políticos del SPD de mi entorno, y tengo cierta influencia en la región de Frankonia, ya que he sido durante muchos años funcionario del SPD, así como concejal durante 25 años en un ayuntamiento de Frankonia.

Le escribo todo esto porque en mi visita a Euskadi he conocido familias que se encuentran impotentes y llenas de incertidumbre, ya que muchos jóvenes hechos prisioneros últimamente han sido de inmediato incomunicados, y se sabe por organizaciones internacionales que en España, la cual se denomina demócrata, se tortura. Para mí y muchos socialdemócratas es incompresible. La tortura la llevan a efecto las dictaduras o regímenes totalitarios, por eso en la España democrática no debe existir incomunicación, que lleva consigo la tortura

¿Es esto legal? Lo que más me duele es que los militantes del PSOE no levanten la voz ante este atropello social y político. El pueblo vasco no se merece que lo traten como lo están haciendo, en este pueblo no todo es ETA, es un pueblo valiente que ama la libertad y no la lucha armada.

Sin más, deseando unos caminos libres de toda clase de imposiciones, reciba un saludo.