Bruselas propone la candidatura de Montenegro a la adhesión
La UE no se da prisa por acoger en su seno a los países balcánicos
Coincidiendo con la decisión de proponer, con reservas, que el Estado de Montenegro sea reconocido como candidato a la adhesión, la Comisión de Bruselas ha advertido de que no bastará con que los países que tocan las puertas de la UE cumplan íntegramente los requisitos. Los países miembros, y sus respectivas poblaciones, deberán también «estar preparados». Toda una promesa de sudor, y posibles lágrimas, para los países balcánicos aspirantes.
GARA | BRUSELAS
La Comisión de Bruselas ha decidido proponer a la UE que otorgue a Montenegro el estatus de candidato, pero no ha puesto fecha a la apertura formal de negociaciones para la adhesión.
La Comisión da así una de cal y otra de arena a las expectativas del Estado montenegrino para convertirse en miembro de pleno derecho de la UE.
Y es que, pese a felicitarse «por los esfuerzos realizados por Montenegro en los últimos doce meses» que le han permitido ser propuesto como candidato, el comisario de Ampliación, Stefan Füle, advirtió de que se ha elevado el listón para permitir nuevas adhesiones. Todo ello cuando los países que conformaron la Antigua Yugoslavia y Albania suspiran por ser admitidos en el club europeo.
Füle señaló que el proceso deber tener «credibilidad» tras «las lecciones aprendidas del pasado» e insistió en que Bruselas «sólo recomendará el inicio de las negociaciones cuando un país alcance un nivel satisfactorio» de cumplimiento de los requisitos exigidos.
Criterios no sólo objetivos
El Comisario de Ampliación insistió en que debe haber una «rigurosa condicionalidad» hacia los países candidatos, y advirtió de que éstos sólo entrarán cuando estén listos «al cien por cien», además de que la UE tendrá que estar preparada para admitirlos, a fin de que el proceso tenga el apoyo ciudadano.
El último punto, relativo a las crecientes reservas de la UE a la inclusión de nuevos estados, explica, junto a la casuística especial de los países balcánicos, los escasos avances en el proceso.
En su informe anual sobre ampliación, Bruselas rechazó proponer el estatus de candidata a Albania. Füle instó a Tirana «a superar las dificultades y poner en marcha una verdadera sociedad democrática con una economía de mercado fuerte y un arsenal legislativo perfectamente ensamblado al de la UE». Albania, sumergida en una grave crisis política, sigue sin Gobierno.
A modo de compensación, y tal y como la UE hizo anteriormente con los países de la Antigua YugoslavIa, Bruselas acaba de conceder a los albaneses la posibilidad de entrar en los países miembros sin visado.
Sólo Croacia -y Turquía- mantiene actualmente negociaciones de adhesión. Aunque se han cerrado 25 de los 35 capítulos de las negociaciones, Bruselas insta a Zagreb a que profundice en la reforma del sistema legal y judicial y en la protección de las minorías.
Por lo que toca a Serbia, la Comisión Europea ya tiene la solicitud de adhesión de Belgrado y ha anunciado que presentará su informe sobre una eventual propuesta de candidatura en la segunda mitad de 2011.
Ello no le impidió valorar positivamente las reformas en el Estado serbio, así como su reciente disposición a dialogar con Kosovo, aunque le urge a asumir una actitud «más constructiva» con el nuevo Estado en cuestiones bilaterales.
En la misma línea, insta a Kosovo a continuar con las reformas y a «hacer más» contra la corrupción, el crimen organizado y la integración de las minorías, «especialmente los serbios del norte».
Finalmente, la UE no ha tomado decisión alguna sobre el inicio de las negociaciones de adhesión de Macedonia, que ya fue reconocido oficialmente como candidato. Grecia, miembro de pleno derecho de la Unión, pone trabas con motivo de la polémica histórica en torno al término Macedonia.
En su informe anual, la Comisión saluda el referendo para la reforma constitucional impulsado por el Gobierno del AKP y aprobado por la población turca, pero insiste en «la puesta en marcha adecuada» de las reformas.
El informe constata deficiencias en campos como las libertad de expresión, religión y acción sindical y considera «limitada la «apertura» a la cuestión kurda.
Insta a Ankara, a hacer progresos en la normalización de las relaciones con Chipre. Bruselas señala a la cuestión chipriota como la principal razón del bloqueo de las negociaciones, que en estos cinco largos años sólo han conseguido cerrar uno de los 35 capítulos. Países como el Estado francés, Alemania y Austria rechazan abiertamente la fórmula de adhesión para Turquía.
El mismo informe se encarga de recordar que Ankara votó contra las nuevas sanciones a Irán y que sus relaciones con Israel atraviesan una seria crisis.
El presidente turco, Abdullah Gül, ha criticado los «obstáculos artificiales e injustos» en las negociaciones y atribuye a la UE «cortedad de miras» cuando «en un escenario de equilibrio internacional que gira hacia el este y Asia, tener a Turquía como miembro debería ser un imperativo estratégico para la UE».
Hean-Dominique Giuliani, presidente de la fundación Schuman, señala que el error estratégico fue proponer la adhesión a Turquía. «Eso le permite hacer creer a los turcos que Europa no quiere nada de ellos y constituirse como potencia regional y líder del mundo musulmán». Yann OLIVIER (AFP)