CRíTICA jazz
Espectacular e íntimo
Javier ASPIAZU
Dos estrellas indiscutibles del jazz actual se dieron cita de forma inesperada en el BJC (lo de Davis fue una afortunada incorporación de última hora), configurando así, probablemente, el cartel más espectacular de la historia del club. El trompetista Terell Stafford, uno de los mejores hardbopers del mundo, demostró un dominio casi sin fisuras de la trompeta, haciendo gala de unos potentísimos agudos (quizá demasiado forzados en su primer solo) y de una impresionante fluidez en su fraseo. A su lado, el altosaxofonista Jesse Davis, viejo conocido de la afición, ponía el contrapunto relajado.
La tremenda expectación (el llenazo fue histórico) fue un acicate más para un concierto brioso y festivo por parte de unos músicos, que, sobrados de swing y ganas, repasaron algunos standards especialmente eficaces de Benny Golson u Horace Silver. Con este último tuvimos la demostración definitiva de la técnica estratosférica de Stafford, que supo graduar su solo llegando progresivamente a un tono exacerbado, pasional, desatando el entusiasmo de un público cada vez más satisfecho.
Al día siguiente, era una pianista madrileña Marta Sánchez, valor cada vez más reconocido del jazz peninsular, la que presentaba los temas del que será su segundo disco, “La elipse amarilla”, de inminente aparición en el sello Errabal. Liderando una eficaz banda cubano-argentina dio muestras de un concepto del jazz íntimo, abierto a múltiples sugerencias (desde Monk a la vanguardia pasando por el orbe latino) e impregnado de una sutil melancolía (buen ejemplo sería el tema “Hormigas verdes”, uno de los más destacados de su disco).