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Raimundo Fitero

Los dineros del fútbol

Se están negociando los contratos televisivos de los próximos años. Y hay rebelión. Algunos clubes consideran que el reparto económico que se plantea condena a la Liga española a que siempre quede en manos de Barça y Real Madrid. Pero los números estadísticos son bastante tozudos. Hubo un momento en el que se saltó un límite de inversión y estos dos clubes juegan una liga diferente con presencia constante en Europa, donde se está estudiando de manera muy seria la probabilidad de hacer unas competiciones todavía más exclusivistas y, muy especialmente, logran las audiencias más abultadas, tanto cuando se emiten los partidos en que ambos participan en abierto como cuando se emiten por las plataformas de pago.

Estos son los datos, es la televisión la que mantiene el grueso de ingresos de los clubes, y como estamos en un sistema capitalista de aplicación directa, quien da más beneficios, recibe más dinero. Los clubes que están en el segundo nivel argumentan con razonamientos solidarios, institucionales, para recibir más, como si todavía ese dinero que se paga por los operadores televisivos fuera público. Porque hay que recordar que hasta hace unos pocos años eran las cadenas de la Forta, es decir las autonómicas, las que sustentaban el negocio. Hoy, no pueden, con excepción de las más potentes por demografía y por afectar, precisamente a los dos clubes con mayor presencia, TV3 o Telemadrid y porque consiguen un retorno publicitario.

La situación económica real de los clubes de fútbol no es precisamente boyante. En cualquier momento podemos asistir a una debacle, como ya sucedió hace unas décadas, que el Estado tuvo que intervenir y salvar muchas malas gestiones, muchos despilfarros. Ahora, la coyuntura económica general es bastante peor. Es difícil que ayuntamientos, diputaciones o gobiernos autonómicos puedan acudir a mucho rescate sin que se produzca un conflicto político, por lo que es la tele la que sostiene el negocio. O la parte más gruesa. Pero el dinero de la tele no es infinito. Y también hay crisis de anunciantes. Por lo que todo se mantiene en un delicado equilibrio. Las diferencias van a aumentar.

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