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La guerra sucia del Estado español

López sostiene que los GAL ya están juzgados y condenados

Al lehendakari, Patxi López, le preguntaron ayer sobre las declaraciones de Felipe González y recurrió a la desmemoria para intentar deprenderse de la losa de los GAL. Dijo por una parte que sus actuaciones estaba juzgadas, lo que está muy lejos de ser cierto, y añadió que su partido siempre rechazó aquellos atentados.

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Iñaki IRIONDO | GASTEIZ

La declaración del ex presidente del Gobierno español Felipe González afirmando que tuvo la oportunidad de dar la orden de «volar» a la dirección de ETA y no lo hizo sigue tiene repercusiones. El PNV llevó ayer la cuestión al Pleno del Parlamento de Gasteiz para conocer la opinión del lehendakari y se encontró a un Patxi López que practicó la desmemoria y el intento de pasar página, aun a costa de faltar a la verdad.

El portavoz jeltzale recordó las 27 muertes de los GAL y, dado que esas cuestiones pasaban por la mesa del presidente, se preguntó quién decidió sobre las mismas. También trajo a colación las referencias a la defensa del Estado «en las cloacas» y las loas al condenado Enrique Rodríguez Galindo. Inscribió todo ello en «la impunidad en la que se movieron los distintos gobiernos socialistas» e inquirió al lehendakari su opinión tanto sobre las palabras de González como sobre las de su propia portavoz del Gobierno, que dijo que son cuestiones juzgadas, cuestiones pasadas que quedan en la historia.

«Fantasmas del pasado»

Patxi López salió al estrado dispuesto a responder con contundencia. Conminó a Egibar a dirigirse a los tribunales si creía que había delito en las palabras de Felipe González y luego pasó al contraataque. Le recriminó practicar el «ensucia que algo queda». Luego puso sobre la mesa la amenaza directa de ETA contra su Gobierno y «haber pagado el precio de dejar a demasiados compañeros y compañeras en el camino».

El lehendakari exigió al portavoz del PNV que «deje de buscar réditos políticos azuzando fantasmas del pasado». Un pasado por lo visto tan lejano en la mente de Patxi López que aseguró que «no sé cuántas veces vamos a tener que repetir que mi posición, la de mi partido, la de mi grupo parlamentario, la de mi Gobierno, ha sido siempre, antes y ahora, la de rechazo absoluto a cualquier grupo terrorista, tenga las siglas que tenga, Triple A, BVE, GAL ó ETA, única que sigue activa».

No es eso, sin embargo, lo que puede leerse en las hemerotecas. Como tampoco aguanta un contraste con la realidad la afirmación de que «los hechos que usted ha querido traer aquí ya fueron juzgados en este país, hubo condenas, hubo determinación de responsabilidades y mi posición, la de mi partido, mi grupo y mi Gobierno, ha sido siempre la de acatar, respetar y poner en valor las sentencias».

Por último, Patxi López aseguró que «no he variado de posición en toda mi vida ni lo voy a hacer. Estoy convencido de que al terrorismo se le vence con la democracia, con la ley y con la palabra. Nada al margen del Estado de Derecho».

Lo dicho hace diez días

En su réplica, y ante las apelaciones a que los GAL son ya cosa del pasado, Joseba Egibar le recordó que el 10 de noviembre, Día de la Memoria, había dicho en su discurso que «la fuerza de la memoria consiste en abrir expedientes que la historia y el derecho daban por definitivamente cerrados. La memoria así no se arruga ante términos como prescripción, amnistía o insolvencia». Por eso, el portavoz jelkide le preguntó al lehendakari: «¿Qué iniciativas, de qué tipo, político, institucional o incluso judiciales, va a liderar para que se conozca la verdad?»

Luego manifestó que «la memoria no se construye sobre una verdad parcelada o segmentada», sino que es precisa toda la verdad. «Lo demás, va a quedar planeando nuevamente el principio de que el GAL fue una chapuza no por lo que se hizo, sino por cómo se hizo», añadió Joseba Egibar.

Concluyó su intervención dejando constancia de que «por menos de las declaraciones del señor Felipe González hay gente en la cárcel, hay empresas cerradas y partidos ilegalizados».

Patxi López no ofreció nuevos argumentos en su último turno de palabra. Volvió a pedir a Joseba Egibar que fuera a los tribunales con sus acusaciones contra Felipe González, y a reiterar su «reprobación» a lo que pudiera hacerse «al margen del Estado de Derecho».

El PSE tiene tres dirigentes condenados y mucha comprensión

La afirmación realizada ayer por el lehendakari, Patxi López, de que la posición de su partido ha sido siempre la de rechazo absoluto a las actuaciones de los GAL contrasta vivamente con algunos hechos fácilmente demostrable.

El primero, contundente, es que hay tres dirigentes del PSE condenados en firme por su implicación en la guerra sucia: Ricardo García Damborenea, Julián Sancristóbal y Julen Elgorriaga

Ricardo García Damborenea, secretario general en su día del PSE de Bizkaia, miembro de la Ejecutiva y hasta diputado en el Congreso, fue condenado por el Tribunal Supremo a siete años de prisión por su participación en el secuestro de Segundo Marey. Pruebas periciales que se le practicaron demostraron su autoría en varios comunicados de los GAL.

Julián Sancristóbal se afilió al PSE en 1973 y pronto fue nombrado miembro de su Consejo Político. A partir de ahí pasó a ocupar cargos institucionales. Primero fue asesor de la Presidencia del Consejo General Vasco, luego alcalde de Ermua, más tarde gobernador civil de Bizkaia, y llegó a ser director de Seguridad del Estado. Fue condenado a 10 años por el secuestro de Marey.

Por último, Julen Elgorriaga se afilió al PSE en 1974, fue diputado foral y miembro de las Juntas Generales de Gipuzkoa y gobernador civil de esta provincia hasta ser nombrado delegado del Gobierno español. Acabó condenado a 75 años de cárcel por la muerte de Lasa y Zabala.

En cuanto a la posición del PSE sobre los GAL, podemos recordar las palabras de un libro publicado en 1994 por Ramón Jáuregui rememorando aquellos atentados. «Se trata -escribe- de un elemento nuevo que se ha introducido en la guerra antiterrorista de la manera más brutal. Pero con unos efectos muy especiales y contradictorios, porque por encima de las valoraciones morales o políticas, no podemos ignorar las consecuencias prácticas operativas de la irrupción del GAL en el escenario de los terroristas, que ahora no pueden sentirse tranquilos donde antes lo estaban. Alguien les está pagando con su misma moneda».

Cabe también recordar que el 11 de octubre de 1996 se abordó en el Parlamento de Gasteiz la cuestión de los GAL, la desclasificación de los papeles del Cesid y la excarcelación de Galindo. El PSE se acogió a que los GAL «es una cosa del pasado, de un pasado muy lejano» para ni condenar sus acciones ni apoyar las medidas que permitían esclarecerlas. También el PSE impidió que el Pacto de Ajuria Enea adoptara una decisión sobre estas materias.

En cuanto a lo dicho por el lehendakari de que su partido siempre ha puesto en valor las sentencias, en la hemeroteca está el comunicado del 20 de octubre de 1995, en el que la comisión permanente de la Ejecutiva del PSE transmitió su «afecto y solidaridad» a un José Barrionuevo pendiente de la concesión de suplicatorio del Congreso, «cuya trayectoria democrática y de lucha por la libertad y la paz está suficientemente acreditada».

Después, cuando el ex ministro José Barrionuevo y su secretario de Estado Rafael Vera fueron finalmente condenados por el Tribunal Supremo por el secuestro de Segundo Marey, la posición del PSE fue la de afirmar que «no hay suficientes elementos como para haber realizado una condena de ambos acusados». Puede que acataran la sentencia pero, desde luego, no la pusieron en valor. I. IRIONDO

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