Cumbre en Lisboa
Los aliados alcanzan un acuerdo sobre un sistema antimisiles
GARA | LISBOA
La OTAN desarrollará un sistema de defensa para proteger su territorio contra misiles balísticos, según el nuevo «concepto estratégico» aprobado ayer por los jefes de Estado y Gobierno de la Alianza. La Alianza Atlántica pedirá hoy a Rusia que coopere con esta iniciativa, informó Efe.
El mecanismo se creará como respuesta ante los más de treinta países de todo el mundo que ya tienen o están desarrollando esta tecnología, algunos de los cuales «ya pueden alcanzar el territorio europeo», según el secretario general, Anders Fogh Rasmussen, tras la primera sesión de trabajo de la cumbre.
El escudo antimisiles será «lo suficientemente potente como para cubrir todo el territorio y población de Europa y de Estados Unidos», destacó por su parte el presidente estadounidense, Barack Obama.
El documento aprobado ayer por los líderes aliados establece que «desarrollaremos la capacidad para defender nuestras poblaciones y territorios contra un ataque de misiles balísticos como un elemento clave de nuestra defensa colectiva».
La Alianza también buscará «la cooperación con Rusia» y otros socios, anticipándose a la cumbre OTAN-Rusia de hoy en la que se prevé iniciar el estudio de este trabajo conjunto. Esta cooperación con Rusia no significará que haya un escudo antimisiles común, sino que ambas partes pondrán en marcha sistemas similares que estarán conectados y coordinados, según precisó el portavoz de la Alianza, James Appathurai.
Sin embargo, la OTAN no citó en concreto ninguno de los países desde los que podría llegar un ataque, después de que Turquía se opuso con fuerza en las últimas semanas a que se mencionara expresamente a Irán.
El acuerdo alcanzado previamente entre Alemania y el Estado francés allanó el camino hacia el acuerdo. Hasta ayer, Berlín prefería que el escudo fuera un posible sustituto gradual de la «disuasión nuclear», para aquellos socios europeos que, como el Estado francés, disponen de sus propios arsenales atómicos.
París se oponía a ello y, como mucho, aceptaba que ese nuevo sistema defensivo fuera un complemento al arma atómica, pero nunca un sustituto.
Alemania deseaba que el escudo antimisiles sirviera como ejemplo para comenzar a hablar de una reducción progresiva de armas nucleares en Europa.
Acuerdo Berlín-París
Finalmente, París renunció al adjetivo «complementario» a la defensa nuclear, mientras Alemania no vinculará directamente ese sistema antimisiles a cuestiones de desarme.
El futuro sistema será modular, y partirá del escudo que la Alianza Atlántica ya está desarrollando para defender a tropas desplegadas en el exterior -cuyos primeros ensayos están previstos para diciembre próximo- y que se ampliará conectando a los medios de detección y defensa de que disponen varios países aliados.
El objetivo del dispositivo es proteger a los países de la Alianza contra misiles de hasta 3.000 kilómetros de alcance.
Se calcula que harán falta unos 200 millones de euros en diez años para crear el mecanismo de mando y control conjunto de estos equipos nacionales, aunque esa cifra no incluye los medios que tendrán que adquirir los estados para proteger todo el territorio europeo.
La contracumbre pacifista arrancó ayer en la capital lusa, al margen de la reunión oficial de la OTAN, en la que no pudieron participar decenas de militantes a quienes las autoridades impidieron entrar en Portugal alegando motivos de seguridad.
En total, «más de 150 militantes pacifistas no pudieron unirse a nosotros, porque fueron bloqueados en las fronteras portuguesas», denunció el portavoz de la Coordinación internacional anti-OTAN, Reiner Braun.
En una mañana lluviosa, apenas unos cincuenta activistas alemanes, belgas, españoles, franceses o británicos se desplazaron al liceo Camoes, un prestigioso centro de Lisboa, donde estudió entre otros el actual presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
En el programa previsto, hay conferencias y talleres sobre la nueva estrategia de la OTAN, su arsenal nuclear, sus relaciones con Rusia o la situación en Afganistán, asuntos que se espera debatan los dirigentes de la Alianza en el Parque de las Naciones, a ocho kilómetros de allí.
Contrastando con el imponente dispositivo de seguridad desplegado en torno a la cumbre, ningún policía era visible en el recinto o los alrededores del liceo, ni siquiera en las calles adyacentes.
«La gente llegará durante el día y acabaremos reuniendo a las 300 personas previstas», afirmaba al mediodía el alemán Rainer Braun. El activista no quiso vincular la escasa movilización a un posible rechazo de los disturbios que deslucieron la precedente cumbre de la OTAN en Estrasburgo (Estado francés).
«No es tan fácil viajar a Portugal, y por otro lado el 60 aniversario de la OTAN otorgaba a la cumbre del año pasado una importancia particular», explicó a AFP.
Entre los escasos portugueses que participaron en la anticumbre, Vitor Lima consideraba que «el espíritu de obediencia es muy grande en Portugal». «No tenemos ningún apoyo político o financiero, pero con todo hemos logrado marcar la agenda mediática», se felicitó.
La víspera, ante una masa de reporteros, un grupo de activistas extranjeros organizó una «sesión de entrenamiento en acciones de desobediencia civil» en plena calle. Ayer, los periodistas esperaban con algo de impaciencia esas «acciones» prometidas.
De cara al día de hoy, segundo y último día de la cumbre, está prevista una manifestación más masiva, aunque los ya presentes estaban preocupados por quienes tenían pensado desplazarse hasta la capital lusa. Thomas CABRAL (AFP)