Los casi 400 trabajadores de la plantilla de Babcock consideran que la salida para la empresa debe ser que la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) se haga cargo de al empresa al fallar la segunda privatización que impulsó esa sociedad estatal. El acuerdo de venta incluía una serie de garantías, pero sólo ampara a casi la mitad de los trabajadores, porque el resto se quedaría en la calle sin nada. Los trabajadores entienden que SEPI ha incumplido las condiciones de venta, aunque es cierto que se desconocen los entresijos. En todo caso lo sabrían los responsables de CCOO y UGT que firmaron la segunda venta fallida a los austriacos.

La situación es grave, porque los trabajadores desconocen si cobrarán la nómina de diciembre, puesto que los austriacos de A-Tec, propietarios de la empresa de bienes de equipo se han declarado insolventes. Ni SEPI tampoco desvela qué ocurrirá y, según ha confirmado GARA, no existe una dirección que garantice si la empresa tiene la suficiente liquidez para atender el pago de salarios a los trabajadores.

Lo que reconocieron desde la planta de Trapagaran es que los proyectos en marcha están paralizados y la división de válvulas, que tiene contratos por más de doce millones, se encuentra sin financiación para la compra de materias primas. Lo que está claro es que esa empresa tiene futuro en bienes de equipo y válvulas, pero falta un grupo inversor sólido.

SEPI anunció ayer que se reunirá con las federaciones de UGT y CCOO, firmantes de la venta, el 20 de diciembre. Este viernes los trabajadores de Babcock se concentrarán ante la sede del PSE en BIlbo para exigir soluciones.