Deusto Business School (DBS), dependiente de la Universidad de Deusto, y la multinacional Randstad, que entre sus negocios tiene una ETT, presentaron en Bilbo un informe sobre «las empresas globales y el liderazgo en sostenibilidad. Prácticas avanzadas en las empresas del Ibex 35 que participan en el Pacto Mundial de las Naciones Unidas». Manuel Escudero, director general de Deusto Business School, señaló que esas empresas «muestran un nivel de primer orden en el liderazgo de la sostenibilidad y, en concreto, están actuando ya de forma efectiva como líderes de la sostenibilidad a nivel internacional». Declaró, además, que las multinacionales españolas y vascas del Ibex son «campeones internacionales de sostenibilidad». Jesús Echevarría, director general de empleo de Randstad, afirmó que situación privilegiada se ha conseguido, incluso, «en plena crisis».

Es evidente que si los estudios se construyen desde arriba a abajo, las directrices de las multinacionales se imponen sin problema alguno. Sin embargo, estas poderosas transnacionales esconden prácticas que van en contra de las economías de muchos pueblos y, por otro lado, están desmantelando sus sistemas públicos. De hecho, ya se sabe que más de la mitad de los beneficios de las empresas del Ibex provienen de su actividad fuera del Estado español. DBS y Randstad han examinado de cerca a Abengoa, Acciona, Banco Popular, BBVA, Enagás, Endesa, FCC, Ferrovial, Gamesa, Gas Natural, Iberdrola, Iberia, Inditex, Indra, Mapfre, OHL, REE, Repsol YPF, Sacyr, Banco Santander, Telecinco y Telefónica. En conjunto representan el 30% del PIB español.

El informe se ha elaborado de arriba a abajo, por eso se dijeron afirmaciones como que «más del 90% están aplicando de modo excelente o notable los principios del pacto Mundial de las Naciones Unidas relativos a derechos humanos, estándares laborales, deberes mediambientales, transparencia y anticorrupción». Nada más lejos de la realidad. Si en ese estudio se hubiera tenido en cuenta lo que están provocando esas empresas allí por donde campan en el mundo se hubiera visto que muchas de esas «que están en posiciones privilegiadas» no lo son tanto. Porque, año tras año, el Tribunal Permanente de los Pueblos juzga a varias de estas transnacionales por prácticas poco honestas a nivel medioambiental, económico y por la explotación de los trabajadores, desde el BBVA, al Santander, a Repsol y otras.

Estos días atrás se ha puesto de manifiesto por parte del Observatorio de las Multinacionales de América Latina (OMAL) y la ONG Paz con Dignidad la situación de las transnacionales en Bolivia. Algunas de estas empresas del sector de los hidrocarburos o de la gestión financiera de las pensiones, que han sido renombradas por Deusto Business School como las «campeonas de la sostenibilidad», han sido acusadas de expoliar los recursos naturales y económicos de la población, por cierto bastante pobre.

Greenpeace examinó hace ya un año el papel que están jugando esas multinacionales en América Latina. Les denominó «los nuevos colonizadores». Y, por si fuera poco, el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa recuerda cada año que un 69% de esas empresas del Ibex 35 tienen negocios en los paraísos fiscales. Sí, ocultos a la actividad fiscal, en estos momentos de crisis económica en la que las Administraciones públicas aplican recortes y privatizan servicios porque dicen que no tienen recursos para hacer frente a las necesidades sociales. Sin embargo, los poderosos cada vez pagan menos impuestos o los ocultan.