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NBA

Temor y estrategias ante un nuevo cierre patronal

La NBA anuncia pérdidas de 400 millones de dólares para la actual temporada y quiere recortar los sueldos de sus jugadores en un 30%.

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Izkander FERNÁNDEZ

El esquema es sencillo a la par que perverso. Corren tiempos de crisis y es la hora de un baile en el que los papeles ya están repartidos. Por una parte, los dueños de las franquicias NBA con el comisionado, el mandamás David Stern, al frente. Por la otra los jugadores, con Billy Hunter como cabeza visible de su sindicato.

Los dueños de los equipos lo tienen claro; el año pasado las franquicias perdieron 350 millones de dólares mientras que para este año esperan perder otros 400. Sostienen que bajo este ritmo y este sistema de negocio el espectáculo está condenado a morir porque llegará un momento en el que no podrán seguir pagando.

Los jugadores no son menos tajantes. Llevan varios años bajándose el sueldo un 1% y ante la inminente amenaza de un cierre patronal para la próxima temporada miran con recelo los números esgrimidos por David Stern y los dueños de las franquicias.

Billy Hunter, portavoz del sindicato de jugadores, asegura que todo depende de cómo se hagan las cuentas. A su juicio, no cuadra que los equipos pierdan tanto dinero si el año pasado fue la segunda de la historia en cuanto a asistencia a las canchas, las finales fueron las más vistas en los últimos doce años y, además, se ha asistido al incremento del gasto en fichajes.

Entre líneas se dan indicios suficientes para sospechar que nadie dice la verdad. Los datos que maneja Stern se refieren a la liga en conjunto. Esto quiere decir que sólo algunos equipos pierden dinero mientras otros siguen ganando. Además, el comisionado es capaz de decir que la liga está en su era dorada y al mismo tiempo mantener que se pierde dinero.

Los jugadores tampoco transmiten demasiada confianza cuando tratan de apoyarse en que sus salarios se han visto reducidos en un 1% en las dos últimas campañas, cuando el sueldo anual medio de los 400 jugadores de la NBA es de entre 5 y 6 millones de dólares.

El problema, como siempre, es de clases. Hay unos 50 jugadores, los que más cobran, que irán con los dueños. Los otros 350, los temporeros, machacas, jugadores de equipo y recién llegados, serán los que saldrán perdiendo si el recorte se da, que se dará.

Lo cierto es que el 30 de junio de 2011 acaba el actual acuerdo colectivo que fue pactado justo tras el cierre patronal de 1998. En aquella ocasión la NBA tuvo que conformarse con una temporada regular de 50 partidos y pérdidas millonarias que no cesaron en al menos otras tres campañas.

El baile sigue. Los jugadores dicen que si hay que parar dos años, se parará. Pero lo cierto es que el cierre patronal le viene mejor a las franquicias que a los jugadores. Con lo cual, la trampa de la huelga, que parece contar a favor de los jugadores, podría volverse en su contra.

Los analistas lo tienen claro, las franquicias preferirán no tener que pagar a sus jugadores antes que seguir perdiendo dinero. Y sin liga, sin partidos, sin un acuerdo bajo mínimos histórico en la NBA, los jugadores no verán un dólar.

Así que la música no cesa y todo el mundo sabe que sólo hay una silla para dos culos. Los jugadores tendrán que jugar porque los dueños y David Stern ya tienen su trasero bien colocado.

desastre

El «lock out» de 1998 fue fatal para la NBA, ya que perdió el 50% de sus ingresos brutos además de una pérdida en las audiencias televisivas que se extendió durante tres temporadas.

cambios

El volumen de negocio de los actuales dueños de franquicias se basa en el día a día y no tanto en la especulación de una posible venta, como venía ocurriendo en la última década.

El baloncesto europeo, una salida incierta

Desde el comienzo de esta crisis abierta en la NBA, algunos jugadores han apuntado a la posibilidad de jugar en Europa como salida ante un posible cierre patronal de cara a la próxima campaña. Lo cierto es que existen opciones de ver a algunos NBA en el paro por las ligas europeas, pero siempre bajo unos condicionantes. Los que ya tengan un contrato NBA no podrán jugar en Europa, así que el abanico se reduce drásticamente a los jugadores drafteados y los agentes libres. Otro problema sería el económico. Sí sería interesante ver a algunos agentes libres de primera línea en la ACB pero, ¿quién puede pagar su precio? Además, las negociaciones serían duras porque es de esperar que las estrellas de la NBA quieran firmar un acuerdo ventajoso que los deje marcharse a EEUU en caso de que su liga se ponga en marcha. El lío está servido, pero todo parece apuntar que las franquicias se saldrán con la suya. I.F.

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