Maite SOROA | msoroa@gara.net
Cosa de los tiempos
Vivimos, sin duda, tiempos de cambio. Y en los cambios se ven las interioridades. Joseba Arregi -que se escapó del PNV por el ala más nacionalista y luego regresó a la cálida casa del padre para terminar refugiado al calor del PSOE más españolista- nos hablaba este fin de semana de las víctimas. No pierdan ripio del argumentario.
Nos cuenta Arregi que «no todas las víctimas son iguales, pues si bien el sufrimiento puede ser equiparado, el estatus objetivo de las víctimas se define por la motivación de la violencia, que es bien distinta: la violencia y el terror han sido, y siguen siendo, elemento estructural del proyecto de ETA, mientras que la otra violencia se deriva de la falta de sometimiento a lo que hace del Estado un Estado de Derecho: la sumisión al imperio del derecho y de la ley». ¿A que no tiene desperdicio?
Lo mejor es cuando intenta justificarse en plan buenista: «Por eso, la violencia y el terror de ETA tiene alternativa, el Estado de Derecho, y a la violencia ejercida por elementos del Estado le responde el mismo Estado desde su sumisión al derecho. La reparación del daño causado por ETA es la sumisión de esa organización al Estado de Derecho, es decir, su desaparición como organización terrorista, su autonegación como organización sustentada en el uso de la violencia y el terror. El reconocimiento de las víctimas causadas por la extralimitación de elementos del Estado no puede servir para desacreditar el Estado de Derecho. Y siempre se debe tratar de casos probados en justicia, no de sospechas». De la tortura -que Arregi conoce por testimonios más que próximos y verosímiles- ni pío.
Pero lo que angustia a Arregi es otra cosa: «En la historia que tenemos que escribir de los últimos demasiado largos años no pueden aparecer ni ETA ni Batasuna como los que nos trajeron la paz, como los buenos. Son los que nos arrebataron la paz, el derecho a la vida, la libertad, los que nos sometieron a amenazas, a chantajes, a extorsiones, a persecución. Y son los que, en todo caso a causa de la actuación del Estado de Derecho con todos los medios a su alcance, forzados porque el Estado de Derecho se ha ido abriendo paso, forzados porque las víctimas de ETA se han hecho visibles, porque comienzan a condicionar el relato que se está escribiendo, quizá den el paso de dejar de hacernos daño, de amenazarnos». Pues no. Los primeros que nos quitaron la libertad y los derechos son Melitón y compañía. A ésos homenajea Arregi... ahora.