El último viernes del año habrá un recuerdo especial para los presos
El quinqué se ha convertido en un símbolo de los familiares de los presos políticos vascos. Etxerat quiere que también sea un icono de Euskal Herria y que cada vela se convierta en un compromiso. Por ello, ha animado a acudir con estos objetos a las concentraciones del último viernes de este año, el 31 de diciembre, «para iluminar el camino que traerá a los presos y exiliados políticos a casa».
Iñaki VIGOR
«La política penitenciaria que se basa en la represión y la utilización con fines políticos debe variar en 180 grados, y lo debemos hacer nosotros. Tenemos que poner fuerza en nuestra reivindicación y reclamar la defensa de los derechos de nuestros familiares para repatriarlos de una vez. Con velas en la mano, iluminemos las calles de Euskal Herria el próximo día 31, porque les queremos en casa».
Éste es el llamamiento que hicieron ayer Garazi Barandalla y José Ignacio López de Luzuriaga, quienes ofrecieron una rueda de prensa en Iruñea junto con otros miembros de Etxerat, para trasladar a los presos un recuerdo «muy especial» durante las concentraciones del último viernes de este año.
«Esperamos la llegada de un nuevo año y también de una nueva etapa. Una fase en la que la dispersión, las situaciones extremas y, en definitiva, todos estos largos y duros años queden atrás de una vez por todas», indicaron los representantes del citado colectivo.
Los familiares de los represaliados políticos esperan que 2010 sea el último año en el que tienen que denunciar la dispersión y «la extrema crueldad que padecen», situación que también se extiende a ellos mismos.
«La lejanía que supone la dispersión, la soledad que conlleva el aislamiento, el frío y la oscuridad son elementos que cuentan con un enorme peso en nuestras vidas. No obstante -añadieron Barandalla y López de Luzuriaga-, queremos rayos de luz que iluminen una nueva etapa, una fase renovada en la que de ninguna manera queremos estar solos. Queremos a nuestros familiares y amigos en casa».
Tras indicar que «no se trata de un anhelo nuestro únicamente, sino que la sociedad vasca lo ha demandado en infinidad de ocasiones», afirmaron que «mantener el sufrimiento de nuestros familiares supone mantener a este pueblo en la vorágine de un conflicto con consecuencias muy graves».
En esta línea, remarcaron «la necesidad de terminar con las condiciones extremas que padecen y les aplican», y que urge acabar con la dispersión y el aislamiento, así como desactivar las medidas contra los presos que padecen enfermedades graves e incurables o con largas condenas.
Nuevo accidente de familiares
Los miembros de Etxerat recordaron también que esta «cruel» política penitenciaria no sólo les afecta «con crudeza» a los propios represaliados. A este respecto, informaron de que en 2010 familiares y amigos han sufrido al menos doce accidentes de circulación a consecuencia de los largos viajes a las cárceles francesas y españolas.
El último caso se produjo en la noche del viernes al sábado. Varios allegados que se dirigían a la prisión de Tarascon a visitar a Mikel Almandoz y Jon González sufrieron un accidente de tráfico a las 1.30 de la madrugada. A consecuencia del hielo que había en la calzada, el coche en el que viajaban patinó y golpeó la valla de un lado del carril.
Los allegados de ambos presos no sufrieron daños físicos, pero el vehículo quedó seriamente dañado. Al no poder reanudar el viaje hacia la prisión francesa, tuvieron que regresar en taxi a Euskal Herria.
Junto a estos accidentes, Etxerat denunció que «se ha seguido aplicando la cadena perpetua», que cinco prisioneros con enfermedades muy graves continúan en las cárceles y que las situaciones de aislamiento y soledad «se han recrudecido».
Denunciaron también los ataques sufridos por familiares cuando se dirigían a las visitas, así como la pérdida de centenares de vis a vis debido a los cacheos.
En este duro balance del año, no olvidaron la muerte de tres exiliados políticos lejos de sus domicilios.
Etxerat ha hecho un llamamiento para participar con velas y quinqués en las concentraciones del día 31 con el fin de «iluminar el camino que traerá a casa a los presos y exiliados políticos».