LIGA FEMENINA
Una mejilla colorada por cada derrota: la paliza y la ajustada
A. G.
Si una derrota supone una bofetada, Hondarribia-Irun y UNB Obenasa se llevaron un sopapo cada uno. Mientras las guipuzcoanas salieron de Hondartza con los cachetes colorados por la paliza que les infligió Ros Casares, 50-93, las iruindarras volvían de Galicia con el color acentuado en la mejilla de la derrota ajustada, 62-60, ante Extrugasa.
Era evidente que ganar a Ros Casares iba a ser una hazaña para las de Pepelu Mujika; una gesta que las valencianas evitaron desde el arranque. Ya el 9-25 del primer cuarto puso el partido más que cuesta arriba y al descanso, con 23-51, ya se sabía que todo estaba perdido.
UNB Obenasa cayó con dignidad en una cancha difícil como Fontecarmoa. Las de César Rupérez se adelantaron 13-22, pero no fueron capaces de sostener el ritmo y el cuadro pontevedrés remontó antes del descanso, y amagó con irse en el tercer período. La reacción final de las navarras resultó insuficiente.