El Senado de EEUU bloqueó el sábado el «Dream Act», un proyecto de ley para legalizar la situación de jóvenes inmigrantes «sin papeles» que llegaron al país de niños, al no aprobar por cinco votos un procedimiento para limitar el debate y someter a votación el proyecto, lo que significa que el proyecto no saldrá adelante este año. El resultado supone un duro revés para el presidente estadounidense, Barack Obama, cuyo Gobierno impulsa esta medida, así como para los grupos de defensa de los derechos de los inmigrantes.

El «Dream Act», aprobado hace una semana por la Cámara de Representantes, propone una vía para la ciudadanía para jóvenes en situación irregular que tengan menos de 30 años, que llegaron a EEUU antes de los 16, que hayan vivido de forma continuada en el país durante al menos cinco años y que no tengan antecedentes penales, entre otros requisitos, como el cursar dos años de estudios universitarios o servir al menos dos años en las Fuerzas Armadas.

La votación del sábado era la última oportunidad con unas garantías mínimas de lograr la aprobación de esta iniciativa antes de que los demócratas pierdan el control de la Cámara de Representantes y recorten su mayoría en el Senado con la constitución del nuevo Congreso en enero. Habida cuenta del fortísimo rechazo que este proyecto de ley suscita entre la oposición republicana a partir de entonces será más difícil que nunca sacarla adelante.

Barack Obama calificó de «increíblemente decepcionante» el voto del Senado, al impedir «una minoría de senadores lo que la mayoría de los estadounidenses cree que es mejor para el país».

A su juicio, «es decepcionante que no haya prevalecido el sentido común».

Aseguró que su Gobierno volverá a tratar de sacar adelante el proyecto. «No descansaremos hasta reparar nuestro fracturado sistema migratorio».

Se calcula que en EEUU hay entre diez y doce millones de inmigrantes en situación irregular, la mayoría hispanos. Según datos oficiales, la medida hubiera favorecido de forma inmediata a más de 700.000 jóvenes.

Los partidarios del «Dream Act» creen que esta ley abriría la puerta a que jóvenes con talento puedan contribuir a la economía y el futuro del país.

Sus críticos, por contra, aducen que su aprobación equivaldría a una amnistía que alentaría a más extranjeros a cruzar las fronteras de EEUU de forma ilegal y consideran que la prioridad debe ser asegurar las fronteras y «detener la inmigración ilegal».