El aislamiento de Laurent Gbagbo, uno de los dos presidentes proclamados en Costa de Marfil, aumentó ayer con la imposición de sanciones por parte de la UE, al día siguiente de las acusaciones de haber provocado al menos 50 muertos presentadas por la ONU contra sus partidarios.

El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó ayer prorrogar seis meses su misión en Costa de Marfil.

Choi Young-jin, responsable de la Onuci, la Operación de Naciones Unidas en Costa de Marfil, volvió a denunciar ayer el incremento de «actos hostiles» cometidos desde el 15 de diciembre por «los partidarios del presidente Gbagbo contra miembros de la comunidad internacional, incluido el cuerpo diplomático».

Afirmó que desde el sábado, los partidarios de Gbagbo, especialmente por la noche, «han comenzado a enviar a jóvenes armados a los domicilios del personal de la ONU para preguntarles por la fecha de su partida o para practicar registros con el pretexto de que buscan armas».

En Bruselas, la UE decidió sancionar a Gbagbo y a 18 personas de su entorno, entre las que se encuentra su mujer, y les prohíbe viajar a su territorio.

A través del presidente Nicolas Sarkozy, el Estado francés, antigua potencia colonial, lanzó el viernes un ultimátum a Gbagbo, instándole a abandonar el poder antes del domingo si no quería ser objeto de sanciones.