Los malos resultados habían provocado que en más de una ocasión se hubiera hablado de un posible despido de Rafa Benítez en el Inter. Sin embargo, el que fuera técnico de Osasuna, Valencia y Liverpool, entre otros había salvado varios match ball, incluido el de la final del Mundial de Clubes. Sin embargo, la ya de por sí volcánica entidad nerazzurri ha visto como las explosiones se sucedían tras la conquista de la máxima competición a nivel de equipos.

A la conclusión del encuentro ante el Mazembe congolés, saldado con triunfo interista por dos a cero, el entrenador solicitó «respeto y apoyo» para su trabajo, argumentando que a su llegada se encontró «un equipo completamente exprimido» y, además, no se le concedieron los fichajes que pidió al aterrizar en la escuadra de San Siro.

Y tensó aún más la cuerda al señalar que «ahora hay tres posibles caminos: o el club hace un proyecto y compra cuatro jugadores ya este enero, o seguimos así con el entrenador como único culpable o, incluso, el presidente habla con mi representante y encontramos una solución. El culpable no puede ser sólo el entrenador».

Los malos resultados en la Serie A -donde los nerazzurri tratan de aferrarse a los puestos de Europa League tras un pésimo comienzo- y la segunda posición de grupo tras el Tottenham en la primera fase de la Champions abían puesto el rendimiento del equipo lombardo en entredicho.

Cabe recordar que la pasada campaña el Inter consiguió un triplete histórico con José Mourinho como entrenador. The Special One tomó rumbo a Madrid y el presidente Moratti encomendó los mandos de la nave a Rafa Benítez. El equipo siguió siendo el mismo y únicamente se reforzó con la llegada del joven brasileño Coutinho y el retorno del rápido Biabany tras su cesión al Parma.

Expertos como por ejemplo Xabier Azkargorta han comentado en más de una ocasión lo «agotados» que veíaa a los futbolistas del Inter tras el paso de Mourinho. El luso tiene fama de sacar el mayor rendimiento futbolístico y mental a sus jugadores, pero una vez conseguidos los objetivos el nivel no vuelve a ser el mismo. Benítez había pedido tiempo e inversión para dar la vuelta a unos cuerpos extenuados de correr y exprimidos en lo psicológico.

El sábado pasado el pulso se escenificó en su versión más dura, y Moratti no parece haberlo perdonado. Dirigente que ha purgado todos sus pecados del pasado gracias al exclarecimiento del Calciopoly y que se ha fusionado con la gloria gracias a la contratación de Mourinho, regresa a su pasado más inestable con el cese de Benítez. Los tiempos del despilfarro económico, la ansiedad deportiva y el caos vuelven a la acera negra y azul de Milán.

Primero sentenció con un «Benítez está fuera». Después reculó: «Prefiero no hablar para evitar polémicas». Pero la situación parece insostenible. Mientras su eterno rival, el Milan, lidera el Calcio, el Inter suma un título pero agranda su leyenda con la más que posible destitución de uno de los mejores entrenadores en la última década.

Candidatos a sustituirle

Con la noticia aún caliente, medios y casas de apuestas comenzaron a elucubrar sobre posibles sustitutos. El primero en sonar es Luis Figo. El luso ocupa un puesto dentro del staff interista, aunque su inexperiencia en el banquillo es un hándicap. Dentro de la casa también está Beppe Baresi, hermano del mítico Franco, ayudante de Mou y Benítez y ex jugador del Inter.

Concluida la Liga rusa, Luciano Spalletti es otro de los que suenan. El míster del Zenit cuenta con la bendición de la hinchada tras haber rechazado una oferta del Milan. Más adeptos tiene Walter Zenga, portero del Inter en los ochenta. Ha dirigido al Steaua, Catania y Palermo antes de recalar en el Al Nassr de Arabia Saudí. Simeone podría tener su primera oportunidad en Europa.

Complicadas se antojan las posibilidades de Frank Rijkaard -cesado por el Galatasaray en octubre- cuyo nombre está demasiado ligado al Milan. Capello y Trappatoni tienen contrato con Inglaterra e Irlanda, respectivamente.