La voluntad de los vecinos no limita el afán inquisitorial de UPN; el ridículo, tampoco
La utilización política de fiestas y celebraciones es una acusación habitual de quienes piden la prohibición -y si pueden prohíben- de cualquier manifestación festiva popular que ponga en duda sus tótems, llámense democracia española, Constitución o españolidad. UPN pertenece a ese sector que ve la paja en ojo ajeno y no la viga en el propio. Ciertamente, en vísperas de los desfiles de Olentzero que tendrán lugar mañana en toda Euskal Herria, ha dejado claro quién no duda en protagonizar esa utilización política, además malintencionadamente, de celebraciones y símbolos que cuentan con el cariño de la ciudadanía. El Ayuntamiento de Iruñea, gobernado por ese partido, remitió la petición de los permisos para los desfiles de Olentzero de Arrosadia, Donibane, Errotxapea y Txantrea a la Delegación del Gobierno español en Nafarroa. La delegada del Gobierno respondió ayer simplemente que la autorización de esos desfiles no es competencia suya. De ese modo, los partidarios de prohibir todo lo que no es de su agrado, pero quieren que lo hagan otras instancias, han quedado doblemente en evidencia, y su afán inquisitorial más ridículo y rechazable que nunca.