Imanol Intziarte Periodista
Filias y fobias turroneras
Menudo dilema. Resulta que me ha tocado publicar esta columna quincenal el día de Nochebuena. Y no es plan ponerse «vinagretas» para amargarle a nadie la jornada, aunque tampoco creo que sea tanta mi capacidad de influencia. La opción B, sacar a relucir la vena «pastelote», puede llegar a empalagar con tantos deseos de amor y felicidad.
Pero no me resisto a enumerar mi serie de filias y fobias. Seguramente ustedes tendrán su propia lista. Por ejemplo, me revienta el hilo musical de las tiendas y supermercados que llevan ya diez días con el «Arre borriquito, vamos a Belén» y otros grandes éxitos del CD «Grandes Villancicos 2010», idéntico al «Grandes Villancicos 2009» y anteriores. En Donostia, además, la cosa se agrava, porque cuando se marchan los Reyes Magos llega el tío Raimundo con la rebaja y tenemos de postre otra semanita con los grandes hits de la tamborrada, que son media docena de canciones que se van repitiendo sin parar.
Me gusta, y a quién no, la expectación con la que aguardan la llegada de Olentzero los más txikis, gracias a quienes recuperamos la magia de desenvolver los regalos de buena mañana y no por la noche después de la cena.
Me sacan de quicio esos vecinos que durante los últimos once meses no se han dignado ni a un mísero «buenos días» y que de repente, en estas fechas, te sueltan un «feliz año» o unas «felices fiestas» cuando te los cruzas en el portal.
Me gusta que se mantengan ciertas tradiciones, como la de comer un pintxo de txistorra el día de Santo Tomás, buscar inocentadas en los periódicos el 28 de diciembre, subir a un monte determinado el 1 de enero...
No me gusta el alarde sobre quién come más cantidad y más caro, como si por ser Nochebuena o Nochevieja hubiera que llenarse el buche hasta reventar.
La lista podría dar para mucho más, imagino que la suya también. Sólo resta desear que el 7 de enero sigan estando todos y todas al otro lado de estas líneas. Nos vemos.