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Xabier Silveira Bertsolari

Vámonos de ahí, que huele mal

Lo que no se redacta en la ley es que las organizaciones de narcotraficantes quedarán impunes si el delito lo cometen en connivencia con el estado, pues éste se reserva para sí el monopolio del negocio de la droga

Extraña sensación la de no estar en un lugar y querer huir de él. Di que de normal no tenía mucho el querer matarlos a todos, pero bueno, esa sensación también hubo quien la tuvo. Pero para eso están las leyes, para que cuando las cambien todos cambiemos de parecer, de creencias y de escala de valores; y hasta de chaqueta, si hace falta.

Año nuevo, vida nueva; nuevas leyes, mismos reyes. La semana que viene un mundo nuevo se abrirá camino en esta Roma a la que hizo de semilla Castilla, esta Hispania modelada a golpe de gol y teleserie. Tras la reforma sufrida, el Código Penal español, en declaraciones realizadas a Europa Press a la salida del quirófano, afirmó sentirse «muy nuevo y muy bonito». Y la expectativa por verlo es tal que, ayer, como hoy, la Policía tuvo que acompañarlo a casa debido al acoso sufrido a manos de sus acérrimos seguidores. No es para menos. Con el ácido humor que caracteriza al cirujano legislador español, no cabe esperar nada que no sea una buena dosis de cachondeo legal aplicado al rostro de la miseria humana cada vez más emergente en -todavía- este país.

Lejos quedará la tan popular expresión que dice, decía: ¡las drogas que ni me las toquen! Pues sí, te las tocan y se rebajan las condenas máximas por trapicheo (transporte de droga que no pertenezca a una organización) de nueve a seis años. ¡Seis años por traer doscientos gramos de Colombia! Lo que no se redacta en la ley, y siempre ha sido así, amén de que no cambia ni cambiará, es que las organizaciones de narcotraficantes quedarán impunes si el delito lo cometen en connivencia con el estado, pues éste se reserva para sí el monopolio del negocio de la droga. Y casi como secuela de esta reforma, se retoca también la ley tocante a los delitos urbanísticos, para los cuales el tope de cárcel se sitúa en cuatro años. Si las colombianas que se pudren en las cárceles españolas fueran concejales de urbanismo y viceversa, estas leyes también se habrían redactado a la inversa. Pero bueno, eso es así, qué le vas a hacer, no vamos a cambiar el mundo ahora. No, mira por dónde, vamos a dejar el mundo como está y vamos a seguir cambiando leyes. Y aceptándolas.

Se castigarán los sobornos llevados a cabo por miembros y colaboradores de entidades deportivas encaminados a alterar el resultado de una competición profesional. Me muero de ganas por ver a Villar, el de la Federación de Fútbol, y a Hierro, el del Madrid aquél, presos. Pero me da que no va a pasar ¡Qué pena!

Y ahora que llegaba lo más bonito, la ley de leyes, me pongo de mala ostia y me entran unas ganas de fumar que pa'qué. Y como siempre que fumo dudo, pues también me entran dudas. Y ahí ando, dudando entre si descargarme una peli o un disco o dos; entre si descargarme unos videojuegos y pasarme la vida en casa con mis cigarros o dejar de fumar ya, o irme a vivir a la CAV, aunque sólo sea retrasar lo inevitable un par de meses más. Hablando de inevitables retrasos ¿Por qué no nos vamos de una vez por todas de este sitio que huele tan mal?

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