Robert De Niro, que también es productor de la película, hace caja con esta millonaria franquicia que ya va por la tercera entrega. No parece importarle la pérdida de prestigio interpretativo que le supone a cambio, porque volverá a contentar a sus incondicionales reuniéndose de nuevo con su amigo Martin Scorsese para hacer otra película más de mafiosos.

Para asegurar la rentabilidad de la continuación de «Los padres de ella» y «Los padres de él», había que evitar que el presupuesto subiese de los cien millones de dólares, imprescindibles para asegurar la presencia del obligado reparto multiestelar al completo. Dustin Hoffman fue el más exigente a la hora de pedir una compensación económica por verse envuelto en semejante bufonada.

Parece ser que las negociaciones fueron más fáciles con el realizador Paul Weitz, que ha echado a perder su carrera, alejándose de la buena línea mantenida con «Un niño grande», «In Good Company» y «American Dreamz». Lo único que se puede decir en su descarga es que el trillado guión es obra de John Hambrug, habitual colaborador del actor cómico Ben Stiller, que aquí exhiber su peor cara, la de la otra no menos comercial franquicia «Noche en el museo».