La novela clásica de Jonathan Swift no ha logrado escapar al proceso actualizador que se vive dentro del cine fantástico, según el cual todo relato imaginario es susceptible de ser transformado en una realidad virtual o paralela, con lo que el viaje en el tiempo no resulta imprescindible. De otra forma Jack Black nunca habría podido ser el Gulliver original del siglo XVIII. El guión de Joe Stillman y Nicholas Stoller quiere que sea su versión moderna, hasta el punto de que termina siendo un personaje totalmente contemporáneo.

Lemuel Gulliver es un cuarentón un tanto infantiloide, debido a que en los años que lleva trabajando en un importante periódico no ha pasado de ser el chico de los recados. Sus ansias por llegar a ser alguien, sobre todo de cara a la reportera de sus sueños, le hacen embarcarse rumbo al Triángulo de las Bermudas, donde se perderá para tomar tierra en el misterioso reino de Liliput. La enorme diferencia de tamaño con sus habitantes le ayudará a cobrar protagonismo como gigante gentil al servicio de los liliputienses en la guerra.

La realización de Rob Letterman, hasta ahora especializado en películas de animación («El espantatiburones» y «Monstruos contra alienígenas»), utiliza los efectos digitales para dar un nuevo diseño al reino de Liliput, donde conviven la arquitectura británica deciochesca con avances robóticos aparentemente anacrónicos.

En cualquier caso, se trata de una aventura hecha a la medida del estelar Jack Black, quien retoma el tipo de personaje impulsado por Peter Jackson en «King Kong».