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Concluye la década más infame del pop

Pablo CABEZA

Periodista

Aunque numerosos medios de comunicación realizaron el balance de la década el año pasado, lo cierto es que ésta concluye el próximo 31 de diciembre. Echando la vista atrás, la conclusión no puede ser otra: se cierran los diez años más impersonales y deprimentes de toda la historia de la música moderna.

Lo que somos en la actualidad como humanos comienza a caminar desde África hace millones de años: luego cabría pensar que la música tiene esa misma procedencia. En Estados Unidos los esclavos africanos (África de nuevo) cantan sus primeras canciones de trabajo, luego blues; los irlandeses han llevado su folk; los escoceses una especie de gospel; el western ya tiene canciones; y en los primeros años 20 ya están el blues y el country en las tiendas. Nueva Orleans posee ciertos privilegios respecto al resto de estados sureños, por lo que los esclavos africanos pueden crear música con algo más que las palmas de las manos y el ritmo de los pies. En sus calles nace el jazz. Desde el profundo sur, los músicos negros expanden el ragtime, después el swing, todo en paralelo con el resto de géneros. Durante los años 20, 30 y 40, el blues, las grandes bandas de jazz, el be bop, el country... todos con sus amplios matices, conforman la turba que hará posible la llegada del rock and roll. El disc jockey Alan Freed comienza a programar ritmo y blues y música country a la par. Algo insólito en una sociedad aún dividida entre negros y blancos; programas para negros, programas para blancos. A Freed se le otorga el honor de ser el primero en utilizar el término rock and roll, aunque ya a finales de los cuarenta hay canciones que mencionan las dos palabras. Se apunta a Muddy Waters como el eslabón entre el ritmo y blues y el rock and roll. En todo caso, en 1954 un tal Bill Halley cantaba «Rock around the clock», pero también estaban, o iban a estarlo, Jerry Lee Lewis, Little Richard, Elvis Presley, Bo Diddley, Fats Domino, Buddy Holly, Eddie Cochran y otros. Los cincuenta son para el rock and roll, estilos previos se mantienen también, y otros caen en desuso. Entre los cincuenta y sesenta, por cierto, nace el soul, otra de las grandes claves de la música popular.

La mayoría conoce que las décadas de los sesenta y setenta pasan por ser las más creativas de la historia. Lo tuvieron todo: pasado, presente y futuro. Los ochenta albergan mala fama, pero hay muchas apuestas recuperables: el tecno, el romanticismo, la nueva ola... Los noventa nos dejan el grunge, el stoner, el nu-metal... Y en esto acaba 2010: buena música basada en décadas pasadas, escrita por artistas minoritarios, continuos revivals y, en paralelo, toneladas de música basura de consumo inmediato y de fácil olvido. Obras banales que no dejan la más mínima seña de identidad y que, por contra, poseen una proyección mediática inaceptable.

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