La lotería de Olentzero volvió a tocar a todos
La noche más larga para Olentzero y la más corta para padres y madres. Así fue la Nochebuena pasada, en la que pequeños, pero también mayores, aguardaron impacientes su regalo navideño. Quizá es de lo poco que cambie de esta tradición, la ilusión.
Joseba VIVANCO
Tras el esperado chasco del sorteo de ese «impuesto voluntario para el que no sabe de matemáticas» -como alguien definió a la lotería-, tuvo que ser Olentzero quien nos devolviera la ilusión... al menos hasta que ayer abrimos los regalos, y es que, según una reciente encuesta, la mitad recibimos en estas fechas un presente que no deseamos. ¿Y por qué? Pues una causa puede estar en lo que asegura la Fundación Británica del Corazón: un estudio sobre hábitos de consumo desvela que en Navidad la compra de regalos es el principal factor de estrés. Con las prisas y el agobio, no se acierta con el obsequio navideño.
Un nerviosismo que se vivió ayer en cada hogar vasco en la que es, sin duda, la noche más corta del año para los padres y madres que, acostándose tarde tras la cena de Nochebuena, se ven sobresaltados por los hijos que madrugan lo indecible para, literalmente, asaltar la cama de los progenitores y destrozar después el papel que esmeradamente envuelve sus deseos.
El responsable de toda esta locura de sensaciones infantiles, de alegrías y decepciones al abrir los embalajes, la tiene ese mitológico carbonero ¿gordo, cabezón, mal ves- tido, sucio por el carbón y aficionado a la bebida? Sí, el mismo al que, en aras del marketing o de «agilipollar» a los niños y niñas, nos lo han travestido en los últimos años por unos «olentzeros» más modernos, pulcros y simpáticos, que más parecen prejubilados con buena salud y mejor pensión que el «dechado de virtudes» originario.
Un nuevo estereotipo de Olentzero que tiene, además, que competir no ya con los Reyes Magos, sino con el Papa Noel que cada vez cuelga de más balcones y centros comerciales, amén de que hasta en algunos lugares, como en la localidad navarra de Andosilla, esta Nochebuena hubiera hasta desfile del barrigón ideólogo del «ou,ou,ou...».
Olentzero llegó ¿un día antes?
Por si fuera poco, desde hace un par de años tenemos que leer cosas como ésta: «``Olentzeroren Etorrera'', en directo desde Bilbao, este jueves 23 a partir de las 18:20 horas en ETB-3». Han leído bien, el Olentzero ahora llega el día 23, y no el 24 como toda la vida, por obra y gracia del Ayuntamiento bilbaino. Y así, lo mismo que en su día la Iglesia católica se apropió de la fiesta pagana del solsticio de invierno y la convirtió en la fecha del nacimiento de Jesús, Iñaki Azkuna ha decidido que en Bilbo el carbonero llega un día antes.
Sea antes o después, nuestro mítico personaje dispuso una noche más de unas doce horas para su ajetreado reparto a domicilio. Y en ese escaso margen de tiempo tuvo que recorrer una distancia de unos 10.000 kilómetros de carreteras, que podría ser la longitud que ocupa la red viaria vasca en su totalidad, disponiendo de sólo 0,03927 se- gundos para visitar cada casa. Es decir, que si llegó a todos los hogares, viajó a la supersónica velocidad de 1.666 km/h, y eso sin camellos ni renos.
¿Que si cumplió con su cometido? En ello confiaban miles de pequeños vascos. «Kaixo Olentzero, oraindik ez dakit idazten eta amatxok lagunduko dozta. Badakit mendixan bizi zarela eta hasi naiz, dagoeneko, zure abestixa kantatzen. Espero dot opari asko ekartzia. Ez ahaztu nere amatxo eta aitatxotaz. Hauek biak ere oso formalak dia ta! Asko maite zaitut! Pa ta pa!!!!!!!», firmaba su carta desde Soraluze la pequeña Malen. «Nahi ditut nintendo ds eta ikatza», hacía lo propio Adrian, desde Galdakao, admitiendo, quizá, que o se ha portado mal o los estudios no van lo bien que desean aita y ama.
«Olentzero te escribo esta carta para preguntarte si has recibido la carta que te envié ayer con mis peticiones», le recordaba en una segunda misiva Liher, desde Logroño pero para recibir la entrega en Bilbo. «Querido Olentzero: este año he empezado la E.S.O, la parte más difícil de la carrera como escolar. Solo sabíamos potencias, pero a las 2 semanas aprendimos... ¡ecuaciones! Bueno... te doy mi lista de regalos: un par de zapatillas (de las buenas),una cazadora y el pro 2011 (porque sale la Real)», escribía ya a sus 11 años Aitor ¡desde Madrid! «Nik guztiontzat irriak eskatu nahi ditut, goizero, eguna hasteko, eta osasuna poza hurrengo egunera arte mantentzeko. Halaber, guztiontzat lana eskatuko nizuke, jende asko oso egoera larrian baitago. Nire laguna Lorena ama izateko irrikan dago. Ahal bada, mesedez, bidali zikoina Irlandara», hacía lo propio en una singular carta Azu, desde Gasteiz.
No se escatima en juguetes
¿Recibieron ayer lo que pidieron ellos y miles como ellos? Un estudio de la asociación de consumidores vasca EKA destacaba días atrás que ni un solo encuestado respondió que reduciría este año el gasto en la compra de juguetes o en comidas en el hogar y que apenas el 2% metería la tijera en primer lugar en los regalos en general. Y es que, pese a la crisis, las familias hacen lo que sea con tal de mantener la ilusión de los pequeños, aunque los regalos sean algo más baratos.
Así que Olentzero no iba a ser menos. Ya lo recordó el viernes a mediodía en su visita al Arriaga bilbaino, donde recibió las peticiones de 1.500 pequeños, previa presentación de ticket: «Los niños vascos se han portado muy bien y son muy buenos y majos, por lo que van a tener muchos regalos».
Bajo las bolas del pino artificial con más años que él, Markel recibió el libro ``Slash: De Guns N´ Roses a Velvet Reolver. La autobiografía'' que al Olentzero tanto le costó conseguir después de que en la Casa del Libro lo tuvieran sólo en inglés, lo mismo en El Corte Inglés y en el FNAC de Bilbo no le admitieran el EHNA en el pago. Su hermano Antton no vio el momento de jugar su primera liga al ordenador con el Football Manager que pide cada año. Y la pequeña Lexuri se sorprendió con sus nuevas botas de fútbol, que, como siempre, le veían con un par de números más grandes. Y es que dicen los estudios que casi la mitad de los regalos en estas fechas se devuelven o se cambian.
Tras una mañana mucho más larga que la noche, exprimiendo los nuevos regalos, el otro ritual que suele acompañar a los más pqueños en Navidad suele ser compartir en la calle con los amigos el grado de suerte de cada cual. Y allí se comprueba que los patines, las bicicletas o los balones siguen siendo juguetes por los que no pasan los años. Pero entre ellos, también están la novedades de estas Navidades, las Monster High, unas muñecas de estética Halloween, y las peonzas electrónicas Beyblade, o los artículos de Bob Esponja, Patito Feo, Hello Kitty y Bakugan de los que Olentzero se ha cargado hasta los topes. Como tampoco pueden faltar la Wii, la Nintendo de última generación, una XBox o la Play Station 3. Y, entre todos ellos, los clásicos juegos de mesa que nunca pasan de moda... o eso es lo que se dice siempre.
«La crisis se acabará en 2011»
Entre los más mayores tuvieron que conformarse con ese jersey a rayas, la ropa interior de siempre, una bufanda que luego apenas se usa o ese libro o disco que no consiguieron en la Feria de Durango. Aunque este año han tenido mucho tirón los packs de viaje o estancias, o, simplemente, una sesión de spa, masaje y comida por cien euros la pareja en un tranquilo balneario.
Ha habido peticiones como la de una niña que se acercó al Olentzero que visitó la capital bilbaina, al que deseó que «todo el mundo, hasta los pobres, tenga juguetes». Y no sabemos si imbuido por la euforia de repartir alegría, el propio carbonero llegó a asegurar que «según me ha dicho un pajarito, el 2011 viene muy bueno y la crisis se va a acabar, por lo que no hay que preocuparse». Y dicho y hecho, como reza el estribillo popular, «Olentzero joan zaigu/ mendira lanera/ intentzioarekin/ ikatz egitera». Y si no nos ha traído lo que queríamos, tenemos un año entero para portarnos mejor.
Jerónimo García, siquiatra y presidente de la Sección de Toxicomanías de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao, recuerda que «los ritos de tránsito convierten la Navidad en un tiempo cargado de riesgos» y en estas fechas navideñas, como la de estos días o las de fin de año, «los niños celebran su paso a la pubertad con los primeros petardos y los primeros cigarrillos; los púberes juegan a ser adolescentes con su primera litrona; los adolescentes se atreven con su primera borrachera; aparece la desinhibición que propicia los primeros escarceos sexuales y se `relaja' el consumo de la cocaína, LSD y otras drogas de diseño».
Aunque mantiene sus constantes religiosas en algunos sectores, el siquiatra asegura que «la Navidad ha regresado a sus orígenes lúdicos y de fiesta socialmente alocada, de rendimiento de culto al cuerpo, simbolizadas de forma efectiva con las comilonas, los grandes encuentros alrededor del alcohol y las fiestas de encuentro y deseo de contacto en discotecas, cotillones...» Desde este punto de vista, García San Cornelio destaca la peculiaridad de que «todo ello se produce en una confluencia de espacios y edades».
Este especialista también advierte sobre otro aspecto que dibuja una semblanza de estas fiestas. «Alrededor del 29% de la población es fumadora habitual, porcentaje que se eleva en estros días. Hay que considerar que el 25% de la población ha dejado de fumar alguna vez y el riesgo de recaídas también se agranda con la acumulación de fiestas y relaciones sociales».
En lo que atañe al alcohol, el siquiatra arguye que «ha de distinguirse quien bebe para el paladar de quien bebe para la neurona».
El nuevo partido político Anexión a Vizcaya de Castro Urdiales celebró la fiesta del «Olentxero» la noche del 24, aunque sin apoyo del Ayuntamiento cántabro.