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La Tercera División es la categoría más peculiar de todo el fútbol

La Tercera División es una categoría muy peculiar. En un mismo grupo puede haber equipos profesionales, equipos que pagan unos pequeños sueldos, conjuntos que sólo pagan primas por puntuar, o que no pagan nada a sus jugadores. Los vascos juegan en tres grupos diferentes.

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Jon LEUNDA

La Tercera División es la categoría que más variedades ofrece en el fútbol. Se pueden encontrar equipos con jugadores que viven del fútbol, otros que tienen un sueldo, pero que no pueden vivir de ello, futbolistas que sólo cobran alguna pequeña prima por punto ganado, y los hay también que no cobran absolutamente nada.

La Tercera División la componen 17 grupos. En tres de ellos juegan equipos vascos. En el grupo cuarto figuran los conjuntos de Gipuzkoa, Bizkaia y Araba. En el 15 lo hacen los navarros y en el 16 Oyonesa y Vianés, que juegan con equipos riojanos. Pero, además, se pueden ver a jugadores vascos militando en otros grupos.

Entre los profesionales se encuentra Mikel Aurreko, un cancerbero de Bilbo que juega en el histórico Burgos CF, que está encuadrado en el grupo octavo. «En el Burgos todos vivimos del fútbol», señala el vizcaino, aunque sus sueldos nada tienen que ver con los que pueden percibir futbolistas de Primera o Segunda. «Los sueldos son los mismos que pueden cobrar personas que trabajan en cualquier empresa. Nosotros sabemos que no es para siempre y que luego habrá que buscar un trabajo, pero de momento vivimos haciendo lo que más no gusta», apunta Mikel.

En el grupo octavo también se nota quienes tienen el dinero y quienes no. «Los que estamos arriba somos profesionales. El Ávila ha bajado el presupuesto y algunos jugadores trabajan, pero el resto vivimos de esto. Luego cuando nos enfrentamos a los equipos que no cobran nada, se nota mucho, tanto en lo físico como en lo técnico». Además, el Burgos no se parece en nada a la mayoría de los equipos de Tercera. «Al ser capital de provincia y ser un equipo que ha estado años en Primera y Segunda tienes la obligación de estar arriba. Nos siguen mucho los medios de comunicación, en la ciudad nos conocen, no tienen nada que ver con un equipo del pueblo y la presión es mucho mayor», asegura el guardameta.

Oskitz Estefanía también vive del fútbol. Juega en la Arandina, en el mismo grupo que Aurreko. Tras debutar con 17 años en el primer equipo de la Real, el delantero guipuzcoano no ha tenido, hasta ahora, demasiada suerte y ahora juega en el conjunto burgalés.

«Tenía alguna oferta de Segunda B, pero una cosa es lo que te ofrecen y otra que cumplan y no me convencieron. Surgió la opción de la Arandina y no me arrepiento. Aquí vivimos del fútbol y estoy muy a gusto», afirma Oskitz.

La Tercera no es nueva para el, ya que en sus inicios jugó con la Real B. «Son dos grupos diferentes. El grupo vasco es más físico. Aquí se juega más el balón», dice. El estar en un equipo profesional le obliga a tener más exigencia. «Está claro que nuestra obligación es jugar la fase de ascenso. Vivimos de esto y es normal que se nos presione más que a los clubs que no pagan. Todo eso se nota en el campo, más que en lo físico, yo diría que en lo técnico». Oskitz considera que jugar en Tercera es un buen escaparate. «La Tercera no es como la gente piensa, es un buen escaparate y en este grupo, además, hay equipos de la capital y hay muchos ojeadores. Estoy muy contento en Aranda».

Pequeño sueldo

Pero en Tercera la mayoría no vive del fútbol, aunque son muchos los que cobran un pequeño sueldo. Entre ellos está Jon Urretxo. El gasteiztarra estuvo en la cantera del Alavés y del Athletic y tras pasar por el Amurrio y por el Beasain está jugando en el Haro, en el grupo 16.

«Digamos que somos semiprofesionales. Cobramos un sueldo, pero no para vivir del fútbol, por lo que también hay que trabajar», afirma el gasteiztarra. «La situación de los equipos punteros del grupo es parecida al nuestro, pero luego hay otros que no cobran nada», añade.

El alavés está muy a gusto en el conjunto riojano. «El grupo es cada vez más competitivo, la salida de UD Logroñés y de la SD Logroñés ha reforzado el grupo. El año pasado estuvimos a punto de subir y ese es el objetivo. Los equipos que pagan a sus jugadores exigen más, pero es lo normal». Pero Jon confirma que en el grupo hay mucha diferencia entre los ricos y los pobres. «Sobre todo en el nivel técnico. Es muy difícil que un equipo de la zona baja gane a uno de los de arriba, pero si lo consigue, es un fracaso para nosotros, es un arma de doble filo», dice Jon Urretxo.

Otro de los jugadores que está en la situación de Urretxo es Raúl Calle, que cobra un pequeño sueldo, pero no es suficiente para vivir de ello. Este vizcaino de 34 años, que juega en el Santurtzi, ha pasado por muchos equipos de Tercera y Segunda B y conoce a la perfección el grupo IV. «El grupo no ha cambiado. Hace quince años también había cuatro o cinco equipos con jugadores profesionales. Tal vez haya cambiado el nombre de los equipos, ya que algunos de los que antes andaban arriba ahora no tienen el dinero de antaño y han salido otros con dinero», afirma.

Calle no nota tanta diferencia en el aspecto físico, pero sí en el aspecto técnico y en las confecciones de las plantillas. «El nivel físico es parecido, pero a nivel técnico los que tienen jugadores profesionales tienen mucha más calidad. A la hora de confeccionar los equipos tienen mucha más capacidad de hacer un equipo amplio y compensado y los que no pagan no lo pueden hacer y a lo largo de la temporada eso se nota mucho».

Pero, según Calle, no todo decide el dinero: «El dinero es muy importante, pero no lo es todo. Para los jóvenes es una oportunidad y lo que miran son las opciones de jugar que tienen y las instalaciones e incluso el nombre del equipo, todo eso también es importante para los jugadores que están empezando».

Con todo esto está de acuerdo Iñaki Olaizola, el portero donostiarra del Izarra de Lizarra. «En el Izarra cobramos, pero no para vivir de ello y pienso que en el grupo navarro la situación es parecida para todos los que estamos arriba», dice el donostiarra, que se ha llevado una grata sorpresa esta temporada. «Había estado en el Beasain y siempre me decían que el nivel de los navarros era más bajo, pero he visto un nivel muy bueno y competitivo. En el resto es igual, siempre los que pagan van a tener un mejor equipo, pero las diferencias no son tan grandes», dice,

Pese a no vivir de ello va tres veces a la semana de Donostia a Lizarra a entrenarse, pero lo hace a gusto. «Cuando lo dices así parece mentira, pero es así. Al final en una hora estoy en Lizarra, el grupo es bueno, estoy en un equipo que viene de segunda B y con aspiraciones de subir. El dinero no lo es todo», matiza el cancerbero guipuzcoano.

Sin premio

Pero otros muchos equipos sólo pagan unas pequeñas primas, como son los casos de Zarautz y del Aurrera de Vitoria. «Todos los que jugamos en el Zarautz lo hacemos por afición. Cobramos por puntos logrados una pequeña cantidad simbólica y los que viven fuera otra pequeña cantidad por los viajes, pero el ambiente del vestuario es fantástico», dice Iñaki Jaka, el portero del conjunto costero.

«Al final, en la categoría hay cuatro o cinco equipos profesionales y evidentemente hay diferencias a la hora de confeccionar las plantillas, pero las diferencias no son tan grandes y siempre hay sorpresas. Nosotros ganamos al Amorebieta, o el Elgoibar al Laudio, por tener dinero no te aseguras resultados», añade Jaka.

Ya que según él, con el dinero también pueden llegar los problemas. «Los que no cobramos tenemos también nuestras ventajas y es que los vestuarios suelen estar más unidos, ya que con el dinero muchas veces piensas más en cobrar y en nuestro caso todos lo hacemos por afición. El ambiente es extraordinario», dice Jaka.

La situación del Aurrera de Vitoria es la misma. «Nosotros pagamos 25 euros por punto y lo pagamos al final de la primera vuelta y al final de la temporada y siempre entre los 16 convocados que han estado en cada partido que hemos puntuado», afirma Raúl Del Pozo, coordinador del conjunto gasteiztarra. «Nuestra filosofía es esa y jugar con los jugadores de casa. Con todo eso si conseguimos mantener la categoría, estupendo, si bajamos, no pasa nada. Si alguien de fuera quiere venir a jugar con nosotros, no hay problemas, siempre y cuando acepten nuestras condiciones. Si alguien de la casa se quiere marchar, tampoco hay problemas. En el aspecto físico estamos al nivel de los demás». El Aurrera es un equipo histórico, llegando a estar durante varias temporadas, y no hace muchos años, por encima del Alavés. «Estuvimos a punto de subir a Segunda A, pero nuestra lucha no es el Alavés. Nuestro objetivo es seguir trabajando con la base y con nuestra filosofía. No podemos pagar como lo están haciendo algunos equipos, pero ahora mismo tampoco es nuestra forma de pensar», sentencia Del Pozo.

Pero hay otros equipos que no pagan ni siquiera las primas y entre ellos está el Lagun Artea de Lakuntza. Los de la Sakana, con apenas 1.200 habitantes, son uno de los pueblos más pequeños que tienen un equipo en Tercera y es un orgullo para el pueblo. «Estar en Tercera ya es un éxito para nosotros. Si conseguimos mantener la categoría, estupendo, de lo contrario jugaremos en Preferente y no pasa nada», dice Miguel Ángel Areta, directivo del conjunto navarro.

Tienen muy claro lo que tienen que hacer para seguir estando donde están. «Nosotros no pagamos nada a los jugadores. De vez en cuando les pagamos una cena y en las navidades les damos una cesta a cada uno. Los jugadores son del pueblo y de las cercanías. Luego hay algunos de Iruñea. Por nosotros no hay problemas en que vengan de fuera, siempre y cuando acepten las condiciones, que son iguales para todos», añade el mandatario navarro. Pero todo esto también tiene sus dificultades. «A los jugadores no les puedes exigir. Si alguien te dice, pese a haber partido, que ese fin de semana se va fuera, lo tienes que aceptar, o que durante la pretemporada se van de vacaciones, no les puedes decir que no», afirma Areta.

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