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Crónica | Persecución a la solidaridad con los presos

Barcina no consigue aguar la fiesta de Olentzero en su último año en el cargo

Un año más, Olentzero cumplió fielmente con su cita anual del 24 de diciembre barrio a barrio. También en Iruñea, donde el Ayuntamiento de UPN volvió a poner en peligro su celebración denegando algunos permisos. Su intento de implicar a las FSE no funcionó. Miles de vecinos respaldaron al carbonero sin más traba que algunos policías municipales dispuestos a practi- car identificaciones.

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J.A.

Tras vivir su llegada con incertidumbre hasta el último momento, al final el carbonero más conocido de Euskal Herria visitó los barrios de Iruñea acompañado de Mari Domingi. Aunque algunos desfiles no pudieron ser tan vistosos como otros años, a consecuencia de las trabas, Olentzero inundó de ilusión y felicidad, también de regalos, las diferentes zonas de la capital navarra, donde la amenaza municipal a las caravanas festivas se ha convertido ya en todo un clásico.

La mayor duda estribar en saber qué haría la Delegación del Gobierno español, a quien el Consistorio mandó los permisos de cuatro Olentzeros afirmando que eran actos políticos. Las FSE avanzaron el viernes que no, que no los consideraban así, y finalmente no aparecieron. El Ayuntamiento de Iruñea sí envió a la Policía Municipal a vigilar los desfiles y vecinos denunciaron que el Consistorio cerró algunos colegios públicos para evitar que los desfiles tuvieran un lugar donde finalizar, pero nada fue suficiente para entorpecer esta fiesta organizada gracias a la iniciativa popular. Esta vez apenas hubo fotografías de presos, pero sí otras expresiones solidarias o men- sajes a favor de la libertad de expresión.

Críticas a Barcina

Desde el 19 de noviembre se habían solicitado los permisos pertinentes de los desfiles en el Ayuntamiento de Iruñea, pero el equipo de Yolanda Barcina no respondió hasta dos días antes. Con la excusa de que en desfiles del año pasado se exhibieron fotografías de presos vascos, la alcaldesa remitió los actos de Arrosadia, Txantrea, Errotxapea y Donibane a la Delegación del Gobierno español, argumentando que se trataba de actos «reivindicativos». Quizás no esperaba fuera que la Delegación del Gobierno rechazara el envío envenenado y le recordara que se trata de «espectáculos públicos y actividades recreativas».

Mientras felicitaba la navidad con un video donde deseaba paz, amor, felicidad y libertad a todos los navarros a través de la página web de UPN, en nombre del Ayuntamiento Yoldana Barcina prohibió el desfile de Arrosadia y puso condiciones para los de Txantrea, Errotxapea y Donibane.

Con las elecciones a la vista de la esquina, UPN se quedó solo esta vez. Incluso el PSN coincidió el jueves en criticar a la alcaldesa por la actitud que ha mantenido con los Olentzeros. Su portavoz municipal, Maite Esporrín, anunció que presentarán una moción pidiendo explicaciones, al tiempo que llamó a la «responsabilidad» en la organización de estos desfiles, para que la ciudadanía pudiera disfrutar de unas Navidades «llenas de tradiciones propias de esta tierra y en paz».

Desde Izquierda Unida, animaron a Barcina a «no coartar la expresión festiva-cultural colectiva en la calle». «La celebración de los olentzeros en los barrios de Pamplona es un acontecimiento consolidado», decían desde IU, que destacaba la presencia en ellos de muchos menores acompañados de adultos para «pasar un buen rato» en un acto festivo. Acusaba además a UPN de «atentar contra la participación ciudadana y el trabajo colectivo por la convivencia vecinal en los barrios».

La incógnita de cada ello se empezó a despejar el día 23. Por encima de todas las trabas impuestas por el Consistorio de Iruñea, Olentzero llegó a Arrosadia e Iturrama el jueves por la tarde. Debido al retraso de las autorizaciones, las comisiones de fiestas habían decidido desconvocar oficialmente los desfiles. Por tanto, fueron los vecinos los encargados de organizar espontánemante la bienvenida al carbonero. A Iturrama llegó Olentzero hacia las 18.30 y el desfile se realizó con normalidad y buen ambiente.

El de Arrosadia era uno de los que no contaba con la autorización municipal. Aunque los vecinos no tuvieron mucho tiempo para los preparativos, Olentzero llegó hacia las 19.30 al barrio iruindarra. Algunas dotaciones de la Policía española pasaron por el lugar, aunque no interfirieron en la fiesta. La Policía Municipal, por su parte, trató de identificar a algunos participantes, pero éstos siguieron con el pasacalles sin acceder a sus peticiones; los agentes, entonces, se limitaron a organizar el tráfico.

Ya en Nochebuena, también se vivieron con normalidad los desfiles de Txantrea, Errotxapea y Donibane. La Policía Municipal identificó a algunos participantes e hizo fotos, aunque al igual que en Arrosadia, al final colaboraron ordenando el tráfico. En estos barrios, además, el desfile coincidió con encarteladas a favor de la libertad de los presos políticos vascos.

En Mendillorri la Policía Municipal trató de trabar el desfile cerrando el patio del colegio Elorri. Para las 16.30, un grupo de padres y madres de la apyma de Elorri se encontraban en la escuela para preparar la llegada del carbonero, pero cuando pidieron al bedel la llave éste les dijo que llamaron del Ayuntamiento denegando el permiso. Una hora más tarde acudieron los agentes para hacer efectivo la orden del Consistorio, por lo que hubo que cambiar la ubicación del final. A

l inicio y al final, según relatan testigos del mismo, los agentes se acercaron a algunos participantes para tratar de identificarlos. Incluso un policía llegaría a meterse con la indumentaria de los dantzaris diciendo que «no era normal ir así por la calle», después de recibir su negativa a identificarse. Sin embargo, en ninguno de estos puntos la cosa fue a mayores, y Yolanda Barcina tampoco logró aguar la fiesta de Olentzero en sus últimas Navidades como alcaldesa de Iruñea. Atrás quedan varios años que han dejado incluso algunos amagos de carga policial contra los niños y mayores participantes en las caravanas festivas.

Santutxu y Martutene

Fuera de Iruñea, también en otros muchos lugares de Euskal Herria se celebraron desfiles y actos solidarios en torno a la llegada de Olentzero.

En Santuxu (Bilbo), por ejemplo, aprovecharon la ocasión para recordar la situación que vive el preso vasco Juan Pablo Dieguez. Y en Gipuzkoa, Olentzero llegó también hasta la prisión de Martutene.

 

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