Martxelo Díaz Periodista
Un pequeño rayo de esperanza
Ala hora de escribir sobre la situación en Palestina es muy difícil ser optimista, debido a la dura situación que tienen que padecer. No hay más que echar la vista atrás y recordar que hace dos años Israel procedió a bombardear impunemente una zona densamente poblada como Gaza con armas prohibidas como el fósforo blanco y que la reacción internacional fue nula.
En esta ocasión, cuando el fin de año está a la vuelta de la esquina, hay motivos para ser optimistas. O al menos, para dejar aparcado el pesimismo (razonado) durante algún tiempo.
La OLP ha anunciado que recurrirá al Consejo de Seguridad de la ONU en enero para denunciar las ilegales colonias sionistas. Inicialmente, se difundió que iba a reclamar a la ONU el reconocimiento del Estado palestino. El papel de la ONU en Palestina ha sido nefasto en los últimos años, pero el reconocimiento del Estado palestino puede suponer el fin de la estéril estrategia de la negociación con EEUU e Israel, que sólo ha supuesto robo de tierras y un grueso muro de hormigón.
No hay que lanzar las campanas al vuelo, pero el reconocimiento del Estado palestino ya ha sido asumido por varios países latinoamericanos, entre ellos Brasil, potencia emergente a nivel mundial y que parece haber abierto una nueva vía para avanzar en la resolución de un conflicto que contamina a todo Oriente Medio y en el que hasta el momento EEUU y sus acólitos europeos se han comportado más como cómplices del agresor que como verdaderos mediadores.
Otro ejemplo de que en Palestina puede abrirse una nueva vía es la defenestración de Mohammed Dahlan por parte de los dirigentes de Al-Fatah. Dahlan era el hombre fuerte de EEUU y siguiendo las órdenes de Washington trató de derrocar al Gobierno que Hamas estableció tras ganar las elecciones. La jugada les salió mal, pero Dahlan siguió haciendo valer sus lazos con Washington para su beneficio personal. Quedan muchos dirigentes en Al-Fatah con oscuros vínculos con EEUU, pero el hecho de que hayan expulsado al más peligroso y turbio de ellos es un pequeño rayo de esperanza.