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Las consecuencias históricas del colaboracionismo

«La llave de Sarah»

Fue la película que clausuró de forma brillante la última edición de Zinemaldia, al incidir en la memoria histórica con un planteamiento de denuncia interna. Gilles Paquet-Brenner, apoyado en una indagadora interpretación de Kristin Scott Thomas, recuerda los vergonzantes sucesos ocurridos en julio de 1942, conocidos como la redada del Velódromo de Invierno.

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Mikel INSAUSTI | DONOSTIA

Gilles Paquet-Brenner sorprendió en la sesión de clausura del Festival Internacional de Cine de Donostia con una muy sólida contribución a la recuperación de la memoria histórica, mediante la aplicada adaptación de la novela de Tatiana de Rosnay surgida en torno a la celebración del 60 aniversario de la redada del Velódromo de Invierno. En aquel verano parisino, fueron detenidos allí unos doce mil judíos, luego trasladados a distintos campos de concentración según los planes de exterminio nazis. Pero lo grave es que sus captores no fueron las tropas del Ejército de ocupación, sino la Policia local, de acuerdo con la política colaboracionista definida por el Gobierno de Vichy.

Alrededor de aquel acto tan indigno, los franceses han levantado un muro de silencio, roto seis décadas después. «La llave de Sarah» recupera una de las muchas crueles anécdotas que se dieron en medio de la tragedia colectiva, y que destaca por su conmovedora sencillez, la de un cuento infantil roto por una realidad brutal.

La película lo revive para el público actual con una nitidez que supera el desafío del paso del tiempo, gracias a una perfecta conexión narrativa entre el presente y el pasado, unidos por lazos casi imperceptibles pero eternos. Kristin Scott Thomas personifica a la periodista que investiga aquellos casos, hasta dar con el de una niña a la que descubrirá estar ligada sin saberlo, porque el vínculo de parentesco atañe a su familia política.

Es así como la implicación se vuelve más personal, a la vez que el público comprende que el nivel de identificación con las causas ajenas siempre puede llegar a ser mayor del que se presupone.

La niña sin pijama de rayas

Las coincidencias entre el ayer y el hoy tienen lugar en el barrio de Le Marais, un barrio antiguo de París con muchos secretos encerrados en sus viejos edificios que conocieron la ocupación y la guerra. La periodista no imagina que una simple reforma irá unida a increíbles hallazgos relacionados a un piso con historia. La propiedad en cuestión pertenece a la familia de su marido, pero las pesquisas en los archivos municipales revelarán que fue usurpada a la familia judía que antes vivió en ella. En el 42, las detenciones en masa provocaron que quedaran libres cantidad de inmuebles, y que fueran ocupados por nuevos inquilinos. Lo que no sabían los recién llegados al piso de la pequeña Sarah es que no todos los miembros de su familia lo habían abandonado a la fuerza, y que el hermano de la niña se había quedado encerrado en un armario.

A la pequeña no se le ocurrió otra cosa que esconder a su hermano allí para librarle del registro policial. Antes de ser detenida, junto a los demás, le prometió volver a sacarle de su encierro. De tal modo que el posterior cautivero de la apurada protagonista se convierte en una permanente angustia, al sumarse al horror del campo de concentración el saber que su hermano se encuentra en peligro de muerte sin alimentos ni aire que respirar. Su única obsesión será la de huir para acudir al rescate del crío abandonado a su suerte.

Ya nunca más superará una pérdida tan violenta de la inocencia de la niñez, ni siquiera huyendo a otro continente. A su descendencia le costará otro tanto aceptar una herencia tan dolorosa, tal como lo refleja el personaje de Aidan Quinn.

 
La discreta trayectoria de paquet-brenner

«La llave de Sarah» es la película más importante de cuantas ha realizado hasta la fecha Gilles Paquet-Brenner, que cuenta con seis largometrajes en diez años de actividad fílmica. Debutó en 2001 con «Les jolies choses», adaptada de una novela de Virginie Despentes sobre un caso de suplantación entre hermanas gemelas. Estaba protagonizada por la hoy consagrada Marion Cotillard. Dos años después hizo la comedia policíaca «Gomez & Tavares», que tuvo tanto éxito en el mercado francófono como para propiciar una secuela en 2007, nuevamente protagonizada por Stomy Bugsy y Titoff. Tras el gran suceso comercial del díptico volvió al suspense de su ópera prima con «UV», que le sirvió para estrechar su colaboración como guionista con el escritor Serge Joncour. Es un intrigante drama familiar en un soleado ambiente vacacional, que luce un reparto de viejas glorias locales encabezado por Jacques Dutronc y Marthe Keller.

Conocido en su país, pero bastante ignorado fuera de él, Gilles Paquet-Brenner intentó en 2009 una aproximación al mercado anglosajón a través de una producción independiente de suspense terrorífico. «Walled In» no ha gustado a los aficionados del género, por no convencer en cuanto a actualización del tema del emparedamiento humano, tan carecterístico de la obra de Edgar Allan Poe. De ahí el regreso a su cine con un planteamiento renovado.M. I.

 

Estreno

T.O.- «Elle s'appelait Sarah».

Dirección: Gilles Paquet-Brenner.

Guión: Serge Joncour y Gilles Paquet-Brenner, sobre la novela de Tatiana de Rosnay.

Intérpretes: Kristin Scott Thomas, Niels Arestrup, Gisèle Casadesus, Aidan Quinn.

País: Estado francés, 2010.

Duración: 111 minutos.

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