CRÍTICA circo
Sigue el espectáculo
Carlos GIL
Trapecistas, bailarinas, payasos y acróbatas de las mejores escuelas tradicionales, pero acopladas a un lenguaje del circo actual, en busca del espectáculo total, en donde existe un hilo conductor que ayuda a la narración imperceptible, que combina su ajuste a los espacios prácticos, usados como elementos decorativos, pero con utilidad imprescindible para ciertos números. Un vestuario auténticamente deslumbrante engrandecido con iluminaciones activas, con una música que va proporcionando durante hora y media un ritmo interior que se convierte en un impulso exterior. Todo se encadena con una sutileza que hace invisibles las transiciones.
El Circo Balagan es la firma de Misha Moratin, uno de los asociados al Cirque du Soleil, que en esta ocasión llega con su firma y un nombre a evocar, ya que Balagan significa «circo de mercado»; o sea, una evocación del circo itinerante, sin carpa, de plaza. Con un equipo de jóvenes realidades muy bien seleccionados, conforma un trabajo que encandila a los niños y niñas y hace disfrutar a sus tutores y acompañantes.
Es circo de hoy, pero en los momentos del riesgo, de los ejercicios, bebe de la tradición, tanto del circo centroeuropeo, como del oriental y se basa en el uso de una técnica precisa, en una energía controlada de manera esforzada. Lo hacen bien, pero todavía les falta ese punto de seguridad que convierte todo esfuerzo en un placer.
Lo que queda claro es que el espectáculo sigue, que el circo tiene futuro, y que existen nuevas generaciones de artistas de alta precisión y calidad dispuestos a continuar con la excelencia del circo como expresión multicultural y multirracial.
Obra: «Balagan».
Intérpretes: Youri Mishan, Liu Kai, Anastasia Bilyakevich, Yuriy Motuzenko, Olga Poltarak, entre otros.
Música: Vasily Bogatyrev.
Creación: Misha Matorin.
Producción: Circo Balagan.
Lugar y fecha:
Teatro Arriaga. Bilbao. 28-12-10.