ASTEKO EGILEA
Philippe Claudel
Estibalitz EZKERRA
Philippe Claudel (Dombasle-sur-Meurthe, Estado francés, 1962) dice odiar París. «La gente de allí es muy extraña», declara. Según el autor, es mucho más confortable vivir en los suburbios de Nancy, al noreste del Estado francés, donde residen apenas 10.000 personas. En cuanto a la escritura, dice que la inspiración le viene a través de «una fotografía, una palabra, un sonido o una melodía». Una vez activada ésta, lo único que hace es seguir esa primera impresión. En el caso de «Les Ames Grises» (2003), ganadora del prestigioso premio Renaudot y del Martín Beck sueco, Claudel asegura que cuando empezó a escribir esa obra tenía en mente el cuadro «Ophelia» de John Everett Millais, en el que aparece una joven flotando en el río. Basada en uno de los personajes femeninos de la pieza teatral «Hamlet» de Shakespeare, se supone que la mujer del cuadro está cantando mientras flota, momentos antes de morir ahogada. Millais compuso esta pieza a las orillas del río Hogsmill, en Londres. La modelo, Elizabeth Siddall, casi murió de hipotermia, ya que el pintor, enfrascado en su trabajo, olvidó reemplazar las velas que mantenían el agua templada. En «Les Ames Grises» de Claudel, la homóloga de la mujer del cuadro es Lysia Verhareine, una joven que consigue seducir a toda una aldea francesa, a la que llega para ocupar la plaza de maestra mientras suspira por su amado, un soldado que se encuentra luchando en el frente, no muy lejos de dicha localidad. Una vez le es comunicada la muerte del soldado, la maestra decide poner fin a su vida. Su cuerpo es encontrado al día siguiente: yace sobre la cama con las manos cruzadas en el pecho.
«Les Ames Grises» es una novela de crimen centrada en la muerte de una niña de diez años. Pero el libro da cuenta de otras dos muertes, la de la joven maestra y la de la esposa del narrador. Para Claudel, sin embargo, «Les Ames Grises» es más que una novela sobre asesinatos. «Mi trabajo se sitúa al borde del crimen de ficción y la metafísica... Lo hago porque quiero explorar la humanidad. Trato de aprehender al ser humano y entender el misterio. Espero que el lector se sienta diferente tras la lectura (de mis obras), que vea el mundo con otros ojos», dice el escritor.
Además de «Les Ames Grises», Claudel ha publicado otras dos novelas: «La Petite Fille de Monsieur Lihn» (2005) y «Le Rapport de Brodeck» (2009). Esta última, ganadora del premio Independent Foreign Fiction, narra la historia de un hombre que regresa a su pueblo, en la frontera franco-germana, tras la guerra. Totalmente dedicado a su trabajo como forma de restablecer su vida cotidiana tras haber pasado varios años en un campo de prisioneros, la paz que finalmente Brodeck ha conseguido se ve interrumpida cuando un extranjero llega a la localidad. Los lugareños deciden llamar al extravagante recién llegado Anderer (el otro). La tensión por su llegada irá en aumento hasta que, finalmente, es asesinado de manera salvaje. Brodeck es elegido por los locales para que redacte un informe sobre el incidente, pero el texto que escribe -una especie de novela fabulada- va mas allá del informe al que el título de la obra hace referencia. «Le Rapport de Brodeck» es el reflejo de la lucha de una comunidad por reconciliarse con su pasado, así como el testimonio del legado oscuro de la ocupación y de la guerra. «A los artistas cuyo trabajo es posterior a 1945 -declara Claudel- creo que nos es imposible escapar de la cuestión del genocidio, y que, de una u otra manera, toda ficción que es remotamente seria trata de manera directa o indirecta de la habilidad humana para la destrucción masiva, ya sea en Auschwitz o en otro lugar... Hablo de la humanidad en general, no sólo de una parte de ella; creo que sería demasiado simple adscribir la responsabilidad del terror a los alemanes».