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«Una exposición de arte» de Hans-Peter Feldmann

Cuando la observación es mirada

Alejandra POMBO

Cuenta Helena Tatay, comisaria de la muestra, que cuando a Hans-Peter Feldmann se le pide su biografía artística, suele facilitar un sólo dato: «nacido en Hilden, Dusseldorf, en 1941». Y que puestos a dar datos, le parece más interesante dar la lista de películas que le gustan que la lista habitual de exposiciones, «que sólo sirve para medir la excelencia de su discurrir por el circuito artístico».

El filósofo italiano Giorgo Agamben diría que realmente contemporáneo es aquel que pertenece verdaderamente a su tiempo, aquel que no coincide perfectamente con él ni se adapta a sus pretensiones, y es por ello, en este sentido no actual, que a través de esta diferencia y de este anacronismo, él es capaz más que los demás de percibir y entender su tiempo. Aquellos que coinciden completamente con la época no son contemporáneos pues, justamente por ello, no logran verla, no pueden mantener fija la mirada sobre ella.

En el modo en que Feldmann se presenta en su biografía artística, y en cómo se posiciona ante su trabajo, que no firma ni numera y del cual produce el número de copias que quiere, le hace recibir en pleno rostro el haz de tinieblas que proviene de su tiempo, cuestionándose los sistemas de producción, legitimación y consumo de arte. Por eso, ser contemporáneo es, ante todo, una cuestión de valor, pues significa ser capaz no sólo de tener la mirada fija en la oscuridad de la época, sino incluso de percibir en esa oscuridad una luz que, dirigida hacia nosotros, se aleja infinitamente. Esa luz la encuentra Feldmann no en los objetos sino en el espacio que se abre entre lo que son las cosas y lo que significan para nosotros, limitándose a mostrarnos algo que ha encontrado para que sea cargado de un nuevo sentido.

El arte no es universal, sino hijo de un tiempo y un lugar; es por ello que todo el trabajo artístico del artista alemán se basa en su experiencia personal, como una forma de transformar vivencias, obsesiones o intenciones en lenguaje. Para Feldmann, nuestra vida cotidiana participa del arte no por la espectacularización, sino que se limita a encontrar cosas -fotos amateur, objetos, juguetes, fotocopias, posters- que se le presentan en su vida para dejar que algo suceda con ellas a través de la mirada del espectador. No podemos confiar en la inmediatez de la impresión que estas cosas nos puedan producir, sino que hay que atender a la abertura a las que las somete. No trata de hacer objetos, sino de encontrarlos y mostrarlos, limitándose a señalarlos a través de la descontextualización, manipulación, agrupación... en pequeñas y modestas intervenciones que expanden su significación a una duración en la que el espectador se ve involucrado.

Su serie de fotos sobre radios de coches va acompañada de un frase que dice «Car radios when good music is playing» (Radios de coche mientras suena buena música). En ésta, como en el resto de su obra, el texto funciona como otra imagen que se construye a través del lenguaje y que, por tanto, no tiene la función de explicar o describir la obra, sino que nos abre a un imaginario que de golpe nos adentra en las imágenes, apelando a una memoria que invita a nuestra conciencia a ponerse en movimiento. Feldmann utiliza esta técnica en muchas de sus obras para ofrecer la narración que tanto le interesa, una narración que permita romper con el aislamiento y la individualidad, y acceder a un sentido de la obra desde una apertura que invite a elaborar ficciones, sueños, deducciones, especulaciones por parte del espectador. Como dice Val de Omar, el artista cineasta granadino que ocupa la otra muestra temporal en la misma planta del museo, «...la exposición como fenómeno expandido, que apela a la activación de la consciencia del espectador»

El modo en que Feldmann muestra esta relación expandida, presentando como piezas de arte objetos encontrados, es algo a lo que, desde los ready-made de Duchamp, estamos acostumbrados. El que Feldmann titule sus exposiciones como «Una exposición de arte» para rebatir lo que es aceptado o considerado como arte, no es una propuesta nueva, pero eso no implica que no encontremos nada nuevo. Desde luego, si queremos algo más, hay que entrar en la exposición con la intención de ver algo más que objetos y de involucrarse en los procesos. No todo es posible, pero sí hay muchos objetos e imágenes que se nos ofrecen en busca de sentido. Esa búsqueda es una cuestión de actitud. Una cuestión de experimentar lo que vemos. El arte, como dice Feldmann, «es un evento, una impresión, una sensación, y más. Nunca es el objeto en sí».

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