El Gobierno de Brasil, el Congreso y la Gobernación de Río de Janeiro anunciaron ayer medidas de prevención de desastres naturales, mientras sigue aumentando la cifra de víctimas por las lluvias torrenciales. Los equipos de rescate avanzaron en su noveno día de tareas hacia áreas que estaban aisladas por las toneladas de tierra, piedras y lodo que se deslizaron de las montañas y sepultaron cientos de viviendas. Según el último balance, la considerada mayor tragedia natural en la historia de Brasil causó al menos 746 muertos.