La rebeli�n popular tunecina dejar� importantes lecciones para quienes, con cierta distancia temporal, analicen la Historia pol�tica desde esa perspectiva �global� que se est� imponiendo en este arranque del siglo XXI. Todav�a es muy pronto para determinar si las aspiraciones ciudadanas que han explotado en las calles y han expulsado del pa�s magreb� al presidente Ben Ali se ver�n satisfechas con el resultado del cambio que se avecina o si, como ha sucedido en tantas ocasiones en otros puntos del Globo, todo queda en un lavado de imagen a base de una �transici�n� dirigida por las �lites que han controlado todos los resortes del poder hasta que el impacto de la ira ciudadana ha �sorprendido� a propios y extra�os.

Entre los propios hay que incluir, sin ning�n g�nero de dudas, a la Internacional Socialista, organizaci�n que ha mantenido en su seno -�hasta el pasado martes!- al RCD (Reagrupamiento Constitucional Democr�tico), el partido de Ben Ali que todav�a a d�a de hoy se aferra al poder. Por tanto, hasta hace cuatro d�as, el PSOE y el RCD eran dos de los pocos partidos socialdem�cratas que gestionaban un estado con gobierno monocolor. No acaban ah� las similitudes entre dos partidos que, miren por d�nde, apelan constantemente a su car�cter �democr�tico� y �constitucional�. En el T�nez de Ben Ali, como en la Espa�a de Zapatero, se ilegalizan partidos; eso s�, �constitucionalmente� y, en el caso de los europeos, con la bendici�n del Tribunal de Estrasburgo. En el T�nez �democr�tico�, como en la Espa�a �democr�tica�, se cierran los peri�dicos que molestaban al poder; el Gobierno del RCD, como el del PSOE, prefer�a tener a los pol�ticos de la oposici�n entre rejas. Visto as�, se entiende que ambos hayan compartido mesa y mantel en la Internacional Socialista.

El martes, varias localidades de Euskal Herria fueron tomadas por cientos de uniformados armados. No hubo tanques ni disparos como en la capital tunecina. Pero s� se palp� la ira popular. El PSOE est� cometiendo los mismos errores que el RCD, y la rebeli�n ya est� en marcha en Euskal Herria.