REPORTAJE
El rechazo se hizo notar más allá de euskal herria
La huelga general convocada por la mayoría sindical vasca fue la mayor expresión de rechazo a la reforma del sistema público de pensiones, pero no la única que se produjo el jueves. En Catalunya, Galiza y otros puntos fueron también decenas de miles las personas que se echaron a la calle en señal de protesta.
A.PRADILLA-I.B.
En Catalunya la huelga general transcurrió reconvertida en una jornada de lucha, marcada por acciones reivindicativas como cortes de carretera y ocupaciones simbólicas. La protesta, lanzada por los sindicatos minoritarios (CGT, CNT, COS y Solidaritat Obrera), tuvo poca incidencia en las empresas, salvo en algunos sectores concretos, como los transportes urbanos (un 40% en autobuses y un 30% en el Metro) o la Seat (donde CGT tiene una considerable representación). La falta de unión a la izquierda de UGT y CCOO, el escaso eco mediático y los intentos de criminalización jugaban en contra de los paros. Sin embargo, los representantes sindicales destacaron el éxito de una movilización que logró reunir a cerca de 10.000 manifestantes en la marcha celebrada por la tarde en Barcelona..
Los piquetes (y su desproporcionado acompañamiento policial) constituyeron el principal elemento que rompió con la normalidad en Barcelona. Por la mañana, varias personas irrumpieron en la sede electoral del alcalde, Jordi Hereu (PSC) en Roger de Llúria, uno de los centros neurálgicos de las primarias que celebran los socialistas de cara a las municipales. Además, miembros de otros sindicatos, como los integrados en la Coordinadora Unitaria Sindical de Catalunya (que no se sumaban a la huelga pero que convocaban a una jornada de movilizaciones), ocuparon simbólicamente la Tesorería de la Seguridad Social en el barrio del Eixample hasta que, una hora después, abandonaron el edificio tras la llegada de ocho dotaciones de los Mossos.
Al margen de los piquetes, el espectacular despliegue policial ayudó a visibilizar las protestas. No se puede olvidar que la huelga constituía el estreno del nuevo consejero de Interior, Felipe Puig (CiU), que ya apuntó maneras el pasado sábado, cuando mandó a los Mossos a desalojar el antiguo cine de Barcelona, situado en Vía Laietana y que había sido ocupado para realizar una asamblea. Durante la intervención policial fueron identificadas 418 personas, a quienes Interior llegó a clasificar, hilarantemente, entre «anarquistas», «independentistas» y «antisistema». Durante toda la semana, especialmente tras la manifestación del sábado, que reunió a 4.000 personas, los intentos de Interior para criminalizar la huelga fueron constantes, tal y como denunció Isa Garnika, de la CGT, que destacó el intento del departamento que dirige Puig de desviar la atención sobre el motivo de la huelga.
A pesar del escaso seguimiento en términos cuantitativos, los representantes sindicales destacaron los logros de una huelga planteada en la práctica como día de movilización. «El objetivo era lograr una jornada de protesta», señalaba Roger Saba, miembro del sindicato COS, de la izquierda independentista. «Ante la gravedad de los recortes era necesario dar un paso adelante y situarse en clave de confrontación», añadió Isa Garnika, que no ocultaba el hecho de que la convocatoria de la huelga en Euskal Herria había incidido a la hora de lanzar la movilización catalana. De hecho, muchos manifestantes siguieron con atención las noticias que llegaban desde Iruñea o Gasteiz y eran frecuentes las preguntas sobre la incidencia de los paros en los cuatro herrialdes.
80.000 personas en galiza
En Galiza, la convocatoria de paro de la Confederación Intersindical Galega (CIG) tuvo un amplio seguimiento en sectores como la Industria o el Transporte, y un total de 80.000 personas participaron en las manifestaciones convocadas en el conjunto del país, en lo que desde la central convocante fue calificado como «jornada histórica». En este sentido, la CIG expresó su satisfacción por la respuesta recibida a su convocatoria por parte de la sociedad galega, a pesar del boicot de los medios de comunicación y del acoso policial. En otros puntos del Estado habían sido convocadas jornadas de lucha contra la reforma de las pensiones, como en Madrid, donde tres personas fueron detenidas tras una marcha a la que asistieron cientos de personas y que sufrió igualmente el acoso de la Policía. Alacant, Valencia, Valladolid, Salamanca... fueron también escenario de movilizaciones.