Orsola CASAGRANDE

«Somos cuarenta mil, no, cincuenta mil», dicen los organizadores desde el palco. Las cifras sobre la participación en la huelga hablan claro: en Mirafiori la adhesión ha sido del 80%.

A la cabeza de la manifestación dos pancartas que resumían los sentimientos de esta huelga. «Mirafiori, el acuerdo de la vergüenza», dice la primera en referencia al acuerdo firmado por los otros dos sindicatos moderados del metal (FIM y UILM) y aprobado con una mayoria estrecha por los trabajadores de la factoría de Mirafiori, hace sólo dos semanas. La otra pancarta reza «Por la libertad del trabajo», un eslogan que es declinado de diversas maneras a lo largo de la manifestacion.

Para los obreros de Fiat «libertad» del trabajo significa no tener que ser forzados a someterse a los chantajes como el del aministrador delegado de la compañía, Sergio Marchionne: «o firmáis el acuerdo o cierro la fabrica». Pero significa también seguridad en el puesto de trabajo: en Italia desde el comienzo del año son ya decenas los accidentes mortales en la fabricas del metal mecánicas.

Junto a los obreros, hay estudiantes. Muchos del bachiller y universitarios. Cantan, gritan lemas y se mezclan con los obreros. La composicion de la manifestación es variada. Junto a los metalmecánicos, con babero amarillo y casco rojo, está el colectivo «NO TAV», ciudadanos y ciudadanas de Val di Susa comprometidos desde hace años en la lucha contra el TAV que se quiere construir desde Turín hasta Lyon. Un ataque a la naturaleza y a la salud de los ciudadanos. Ayer en la manifestación los «NO TAV» eran miles en una nueva muestra de solidaridad con los metalmecánicos que en 2006 declararon una huelga regional en apoyo a la lucha contra el tren de alta velocidad.

La parte «social» de la manifestación, aquella formada por estudiantes, asociaciones y centros sociales fue muy numerosa. La abrió una pancarta con el lema «Antagonistas contra la crisis». Detrás están los sindicatos de base, Cobas y USB. En Turín también participa el sindicato CGIL: funcionarios, investigadores de la Universidad, pensionistas y, sobre todo, los afiliados a la corriente de izquierda «la CGIL que queremos».

En toda Italia

Desde otras ciudades -ha habido convocatorias en 18 ciudades- llegan datos que confirman el éxito de la huelga general convocada por FIOM. Padua, cuarenta mil personas en manifestación, lo mismo que en Cassino, Roma y Milán. Una participación masiva en la calle que tiene como contrapartida la imagen de fábricas vacías.

El 75% de los obreros participaron en la huelga en Lombardía, y la misma cantidad en Veneto y Lazio. En el sur, fábricas desiertas, como en Pomigliano, en donde la Fiat ha experimentado el acuerdo, impuesto después en Mirafiori. En Termini Imerese, en Sicilia, donde la manifestación estaba encabezada por los obreros de Fiat para los cuales ha comenzado un nueva temporada de «cassa integrazione», la respuesta fue también multitudinaria.

La masiva participación en la huelga da mas fuerza a FIOM y los sectores sociales comprometidos que piden a gritos a la CGIL (el mayor sindicato italiano) que convoque una huelga general. Ayer los representantes de CGIL invitados en cada ciudad de Italia para hablar fueron acogidos con pitos y duras protestas. En Turín le tocó hablar a uno de los secretarios generales, Enirco Panini, que con gran dificultad logró acabar su intervención.