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LARGA MARCHA frente a las trabas del estado

Desde que en mayo de 1978 una coalición de cuatro partidos abertzales y de izquierdas y un grupo de independientes conformaran Herri Batasuna, la legalización de la izquierda independentista y de su acción política ha sido una carrera de obstáculos frente al Estado español.

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Martin GARITANO

El empeño de los sucesivos gobiernos españoles en cerrar el paso hacia las instituciones a la izquierda independentista vasca ha chocado una y otra vez con la habilidad, cintura política y hasta el ingenio de los abertzales para sortear los obstáculos que ideaba el ministro de Interior de turno.

Herri Batasuna nació de la suma de los partidos HASI, LAIA, ESB y ANV (los tres últimos, legales y el primero, fuera de la legalidad) y de la Junta de Apoyo encabezada por Telesforo Monzón, en la que se contaban figuras de relieve político como José Luis Elkoro, Jon Idigoras, Jokin Gorostidi, Periko Solabarria o José Ángel Iribar.

Pocos meses después de su nacimiento, HB decidió registrarse como partido para evitar las engorrosas recogidas masivas de firmas necesarias para poder concurrir a las urnas como agrupación de electores. Eso sucedía en abril de 1980 y, en apenas unas horas, la Fiscalía de la Audiencia Territorial de Madrid presentaba una demanda civil en la que se oponía a su reconocimiento. Los argumentos del fiscal se basaban en la redacción de los estatutos, en los que no se hacía mención al acatamiento de la Constitución española, aunque tampoco se expresara lo contrario. La larga marcha de Herri Batasuna como coalición hasta su registro legal duró hasta 1986, cuando el Tribunal Supremo falló en favor de la demanda interpuesta por el abogado Txema Montero, en quien recayó la tarea de argumentar jurídicamente la filosofía del «pase foral» (se obedece pero no se cumple) que en este caso se redactaría añadiendo la coletilla «por imperativo legal» al juramento o acatamiento correspondiente.

En otras ocasiones, la iniciativa abertzale ha sido seguida por cambios bruscos en el ordenamiento jurídico para bloquear de nuevo la acción política independentista. Así sucedió, por ejemplo, después de que el preso político Juan Carlos Yoldi presentara su candidatura a lehendakari, el también preso Guillermo Arbeloa ejerciera de portavoz del grupo parlamentario en Nafarroa -después de que la Mesa del Parlamento le negara el derecho a presentarse como candidato a presidente por «las pocas posibilidades de salir elegido»- o el portavoz del colectivo de refugiados, José Manuel Pagoaga, Peixoto, concurriera como número dos de la lista electoral al Parlamento Europeo. En esos casos tuvo que ser el Estado español quien, a posteriori, se situara en posición defensiva y modificara sus propias leyes para tratar de cerrar el paso a HB en su política de solidaridad con presos y refugiados.

La circunscripción única

Las primeras elecciones al Parlamento Europeo que se celebraban en el Estado español fueron otro de los puntos de inflexión en esta peculiar carrera de obstáculos antidemocráticos. La posibilidad de que la voz de los vascos se escuchara directamente en el corazón político de Europa era, sin duda, algo que inquietaba, y mucho, a los gobernantes españoles. Y para evitarlo urdió una nueva artimaña: la circunscripción sería única para todo el Estado, con lo que el listón para obtener un europarlamentario se ubicaba en el umbral de los 300.000 votos, algo que en opinión de los mandatarios de Madrid no podría superar HB. Se equivocaron y la candidatura de Montero y Pagoaga logró más de 363.000 papeletas, buena parte de ellas en otros puntos del Estado. El disgusto fue mayúsculo. Y mayor aún cuando el eurodiputado abertzale prometió el cargo con la citada coletilla: «por imperativo legal». Manuel Fraga abandonó el hemiciclo enfurecido tras la intervención del electo vasco.

También en las elecciones generales de 1989, HB tuvo que aplicar la experiencia adquirida. Los resultados fueron más que satisfactorios, con la elección de cuatro diputados y tres senadores.

...y mataron a Josu Muguruza

Jon Idigoras lo relataba en su autobiografía («El hijo de Juanita Gerrikabeitia»): «Nos aprestamos, por primera vez, a adquirir nuestra condición de parlamentarios mediante una fórmula muy especial: `Por imperativo legal, prometemos...'. Por primera vez íbamos a acudir a la sesión constituyente del Parlamento español con un mensaje conciliador y una clara oferta de abrir un nuevo proceso de negociación política». La respuesta fue el atentado contra los electos que se habían reunido en el Hotel Alcalá. El atentado en el que caería herido de muerte Josu Muguruza y con gravísimas lesiones Iñaki Esnaola.

Pero eso no fue suficiente para que los electos de HB desistieran. Lo contaba Idigoras: «A pesar de todo, el día 4 de diciembre, acudimos a las Cortes españolas los diputados Itziar Aizpurua, Ángel Alcalde, preso político que sustituía a Josu, y yo, con la intención de adquirir la condición de parlamentarios. A la obligada pregunta del presidente del Congreso, Félix Pons, de si jurá- bamos o prometíamos acatar la Constitución, nuestra respuesta fue contundente: `Por imperativo legal, sí prometo'. El presidente nos comunicó que no era válida la fórmula, pero recuerdo que se formó un revuelo cuando me levanté para protestar y Pons ordenó nuestra salida del hemiciclo, ante el alborozo de la Cámara. Fue la mejor felicitación que pudieron hacer al caudillo Franco el día del aniversario de su cumpleaños. Pero somos tercos y, al salir, nos paramos frente al banco azul del Gobierno, justo ante el presidente del Ejecutivo, Felipe González, que estaba lívido. Ángel le atravesó con la mirada y yo le dije: `Es usted un caradura, pero volveremos'».

Y volvieron porque, pasado un año de dura batalla legal, el Tribunal Constitucional español reconoció la validez de la fórmula empleada y tuvo que restituir sus derechos a los electos, tanto en el Congreso como en el Senado.

Pasaron los años y llegó también el encarcelamiento de toda la Mesa Nacional por la emisión de un vídeo en el que ETA hacía una oferta de paz en tiempos de Aznar. Y, más tarde, la Ley de Partidos, promovida desde el PSOE que ya lideraba Rodríguez Zapatero.

Arnaldo Otegi -en prisión desde octubre de 2009- en el libro-entrevista «Mañana, Euskal Herria» explica por qué, a pesar de las ilegalizaciones sucesivas (EH, ASB, Aukera Guztiak, EHAK, ANV...) la izquierda abertzale ha ido ensayando diversas fórmulas para, pese a todo, estar presente en las elecciones: «Porque nosotros no vamos a regalar nuestra base electoral a nadie. Nos ha costado mucho esfuerzo construir esa base popular. En segundo lugar, para demostrarle al enemigo lo inútil de su estrategia. Y eso ha quedado demostrado. (...) El que hubiera decenas de miles de personas en este país que guardaran una papeleta ilegal y fueran a depositarla a la urna o que miles de personas avalaran con su firma las candidaturas o incluso estuvieran dispuestas a formar parte de las listas electorales, aunque es un dato que a veces pasa desapercibido en el debate político, es algo que a nosotros nos llena de confianza y satisfacción».

Mesa de negociaciones

También Tasio Erkizia, curtido en las mil y un batallas que se han dado en este terreno, es consciente de que «son muchos años de lucha desigual, lo que nos obliga a combinar nuestra firmeza en defensa de nuestro proyecto político hacia la plena soberanía social y política con constantes cambios en nuestras formas de lucha».

Y si a alguien no le hubieran quedado claras las intenciones de la nueva formación que va a alumbrarse hoy mismo, Erkizia sostiene que «nadie ni nada nos debe alejar de nuestros objetivos, pero la habilidad para superar las trampas que nos impone el sistema es parte de nuestra estrategia política. La firmeza y la inteligencia son parte substanciales de un proceso de cambio y transformación social y política».

A modo de conclusión, el histórico dirigente deja sentado que ya hay experiencia acumulada para hacer frente a los nuevos retos: «Hemos resistido ante los numerosos y constantes intentos de ser asimilados, a las escaramuzas por dividirnos y enfrentarnos. Durante muchos años hemos sido capaces de resistir ante los continuos y atosigantes ataques, y ha llegado el momento de dar pasos decisivos hacia el triunfo político. Ahora toca cambiar las formas de lucha para pasar al ataque, ir a la ofensiva. Eso lo hemos hecho siempre, adaptarnos al terreno y seguir avanzando. El Estado, al final, chocará con el muro de la sociedad vasca».

fechas significativas EN LA LUCHA POR LA LEGALIZACIÓN

Mayo de 1978

Los partidos HASI, LAIA, ESB y ANV, junto a los independientes, conforman la Unidad Popular-Herri Batasuna en forma de coalición electoral de cara a las municipales.

Mayo de 1986

Después de una larga batalla legal, HB logra que el Tribunal Supremo español admita su inscripción en el Registro de Partidos Políticos.

20-N de 1989

En vísperas de tomar posesión de su acta de diputado, Josu Muguruza es abatido en Madrid. Sus compañeros prometen los cargos «por imperativo legal».

Julio de 1993

Juan Carlos de Borbón tiene que recibir a Jon Idigoras en La Zarzuela pero, imitando a los abertzales, advierte que lo hace «por mandato constitucional».

Diciembre de 1997

Todos los miembros de la Mesa Nacional de Herri Batasuna son encarcelados tras la sentencia del Tribunal Supremo por «colaboración con banda armada».

Junio de 2002

El Congreso español aprueba la ley que «permite la ilegalización de los partidos políticos que pertenezcan a un entramado terrorista». Se aplica a Batasuna.

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