«No gracias», ¿a qué?

La plataforma dice «No gracias» a las relaciones no éticas entre la industria farmacéutica y los profesionales sanitarios. También es un «No gracias» a que la promoción de medicamentos suponga un 30% de la factura farmacéutica (más del doble de lo que la industria farmacéutica destina a investigación) o a que la industria farmacéutica patrocine más del 90% de las actividades formativas, controlando los ponentes y los contenidos y consiguiendo influir sobre la percepción que tenemos de las necesidades sociales en salud. Y, por otra parte, este «No gracias» supone decir sí a la independencia y la ética profesionales, a una regulación socialmente responsable de las relaciones con los proveedores de los servicios públicos, sí a la transparencia ante los posibles conflictos de intereses y sí a tener acceso a una información de medicamentos veraz e independiente.

Sus objetivos hablan de independencia, transparencia, información veraz... ¿Tanta falta hace todo eso en el sistema sanitario actual?

Así es. Como ciudadanos y como profesionales sanitarios que somos demandamos transparencia en todo el circuito de los medicamentos, incluidas las condiciones bajo las que se autorizan, y que se controle la promoción de los medicamentos, se declaren los conflictos de interés en la información científica y se prohíba la publicidad y la actividad comercial en centros sanitarios.

«Ningún regalo es gratis», advierten ustedes. ¿Queda mucho para erradicar el clientelismo médico?

Sabemos que ahí queda trabajo por hacer. Los comportamientos están tan interiorizados que resulta complicado desmontar la creencia de que la situación no puede cambiar. Sin embargo, el gran número de adhesiones recibidas por el manifiesto de ``No gracias'' o la propia existencia de asociaciones de alumnos como Farmacriticxs son la prueba de que algo está cambiando.

Pero la industria farmacéutica ¿es la gran enemiga de los profesionales sanitarios o una incómoda aliada?

No queremos ver a la industria como enemiga. Ella tiene muy claros sus objetivos y juega un papel tremendamente activo, pero ante la actitud permisiva de las administraciones sanitarias y la pasividad de los profesionales y la población en general. Creemos que el camino pasa por activar a los profesionales y la sociedad para conseguir reequilibrar estas relaciones.

Ustedes han resaltado la importancia de esta iniciativa, precisamente, en los centros hospitalarios. ¿Por qué?

En los hospitales se toman muchas e importantes decisiones terapéuticas, pero también diagnósticas, docentes o investigadoras, que tienen un gran impacto en las políticas sanitarias y académicas. La plataforma cuestiona la actual situación en la que el patrocinio de las actividades formativas, los congresos, los viajes e incluso las comidas por parte de la industria farmacéutica se ven como algo natural e inmutable. Este patrocinio resulta muy costoso para la sociedad. Por eso, insisto, la plataforma quiere cambiar las relaciones entre la industria farmacéutica y los profesionales de la salud, haciendo de la declaración de conflictos de intereses la norma en la práctica de la medicina y minimizando así el efecto de estos conflictos sobre pacientes y sociedad.

¿Cuál va a ser su actividad concreta en la sanidad vasca?

Desde su creación en 2008 se ha presentado en Bizkaia, Gipuzkoa y Nafarroa, y este pasado mes de enero, en el hospital de Cruces, se inició su presentación en los hospitales. Una vez difundidos sus objetivos y recabado apoyos entre los profesionales, pasaremos a una fase de acciones concretas, como la campaña «Docencia libre de humo industrial y empresarial», en la que se promoverá la realización de actividades de formación sin patrocinio de empresas de medicamentos, alimentos o tecnología mediante una etiqueta que haga visible esa independencia.