Alianza Nacional reivindica la paliza en una marcha por Otegi en Logroño
Durante un acto en la cárcel de Logroño en favor de la libertad de Otegi, un grupo de neonazis apaleó brutalmente a un joven riojano que se dirigía a la protesta solidaria. La Delegación Norte de Alianza Nacional ha reivinicado la agresión, reconociendo su naturaleza política y la premeditación. Se trataría entonces de una acción organizada, en la que participaron más de 40 personas y susceptible de ser juzgada por la Audiencia Nacional como «acto terrorista».
Aritz INTXUSTA |
La Delegación Norte de Alianza Nacional reivindica en una página web la paliza a un joven durante el acto en favor de Arnaldo Otegi que se celebró el pasado 20 de diciembre ante la cárcel de Logroño. El comunicado reconoce abiertamente que se trató de una operación de carácter político en la que participaron 45 de sus «simpatizantes y militantes». Además, indica que se dividieron en dos grupos «para enfrentarse con los pro etarras». Según esta versión, uno de estos grupos fue interceptado por la Policía española, que procedió a identificarles y les impidió el paso. En consecuencia, los nombres de estos ultraderechistas estarían en manos de la Policía.
Alianza Nacional, al asumir esta agresión, comete una enorme torpeza. En primer lugar, porque una de las personas que apalearon al joven de Logroño ha sido identificada. Pero, fundamentalmente, porque han abierto la vía para que estos hechos sean juzgados por la Audiencia Nacional como delitos de terrorismo, tipificados en el artículo 577 del Código Penal. En este sentido, ya existen dos precedentes: el ataque neonazi a la mezquita de Reus y el caso Falange y Tradición (que pese a no haber sido juzgado todavía, el Supremo determinó que compete al tribunal especial).
En principio, la vista para determinar las responsabilidades por el apaleamiento del joven cuando acudía al acto autorizado en favor de la liberación de Otegi iba a tener lugar en marzo, pero tras el comunicado de Alianza Nacional probablemente la acusación se lo replantee.
Los hechos ocurrieron el mismo día 20 de septiembre, cuando cuatro personas (tres hombres y una mujer) acudían a la cárcel andando por el arcén de la carretera. En ese momento, pararon dos coche del que se bajaron varios neonazis. Los solidarios pudieron reconocer a uno de ellos, que vive en la capital riojana, y echaron a correr. En ese momento, los fascistas se encapucharon y les persiguieron con palos.
Uno de los jóvenes paró un coche para montarse en él y tratar de escapar. Sin embargo, el vehículo arrancó sin dejarle entrar, por lo que quedó solo y vendido ante los cuatro ultraderechistas, que lo apalearon en medio de la calzada. La agresión generó un caos circulatorio y los conductores que se vieron afectados comenzaron a recriminarles y a exigir que dejaran en paz al joven. Para entonces, el agredido ya había perdido la consciencia. Durante los primeros minutos tuvo que ser atendido por un médico que se había visto afectado por el atasco. Poco después llegó la ambulancia, que lo trasladó hasta el hospital de Logroño.
El texto de la web de Alianza Nacional hace una mención expresa a esta brutal agresión. Precisa que el grupo que no fue interceptado por la Policía «eludió el control y mantuvo un encontronazo con grupos de jóvenes que se dirigían a la concentración. Como resultado, varios guarros (sic.) hubieron de ser asistidos en centros sanitarios. Uno de ellos tuvo que ser llevado en ambulancia».
Por otra parte, Alianza Nacional califica esta paliza como «acción directa» y señala que el partido aprobó las acciones directas «como método válido» en su congreso del 4 de diciembre de 2010. Fuentes cercanas a la defensa aseguran que se estudia la posibilidad de solicitar la ilegalización de este partido de comprobarse tal extremo. En 2008, Alianza Nacional formuló candidaturas en 25 provincias del Estado español.
Hay una persona acusada por estos hechos. Se trata de G. H., a quien se le conocen lazos con grupos ultras y que fue reconocido por el agredido. Sin embargo, todos los fascistas identificados ese día por la Policía española podrían ser procesados como colaboradores.
Alianza Nacional reconoce también el robo de una urna en la localidad de Tarrasa en la que se celebraba un referéndum soberanista. Precisa que fueron «cuatro chicos y dos chicas» y que portaban banderas españolas.
La víctima de la agresión de la protesta en favor de la liberación de Otegi, P.V. pudo reconocer a uno de los neonazis, porque éste ya le había agredido en otra ocasión. Ocurrió en agosto pasado, a la salida de una discoteca, cuando G.H. le pegó un puñetazo a él y abofeteó a su pareja. Se da la circunstancia de que la agresión se produjo delante de policías, quienes requirieron la documentación del atacante. Esto motivó un juicio por faltas, que se celebró el pasado día 21 de enero y que suscitó concentraciones de solidaridad en la capital riojana.
En la agresión del día del acto solidario, G.H. estaba acompañado por varias personas, que no pudieron ser identificados. La víctima se hizo un ovillo en el suelo, para protegerse de los golpes. El parte hospitalario menciona hematomas en las extremidades, brazos y piernas, un golpe en la cabeza (frontal derecho) y contusiones en la zona vertebral. Sin embargo, en la calificación de las lesiones, el juzgado de Logroño tiró por lo bajo, cifrándolo todo en 5 días invalidantes y otros cinco, no invalidantes, por lo que la agresión acabó tipificada como falta. No obstante, esta calificación puede ser revisada, ya que la víctima sigue de baja debido a las lesiones que recibió en la columna vertebral. De considerarse delito concurren una serie de agravantes que elevarían la pena, como el de disfrazarse con un antifaz y el uso de un instrumento peligroso.
No obstante, la persecución a este joven no terminó ahí. El pasado 4 de enero volvió a ser golpeado por otros tres fascistas, que le robaron la documentación y las llaves. A.I.