El presidente de EEUU, Barack Obama, puso a la transición egipcia como modelo y la contrapuso a Irán, a cuya oposición instó a seguir con las protestas.

En una conferencia de prensa desde la Casa Blanca, Obama no dudó en reivindicar su posición sobre las revoluciones en Túnez y en Egipto, sobre todo cuando con motivo de esta última su discurso fue torpedeado desde el interior de su Admnistración, concretamente desde el Departamento de Estado dirigido por Hillary Clinton.

El presidente aseguró que EEUU habría lanzado un mensaje fuerte, «tanto a nuestros aliados como a nuestros enemigos en la región antes incluso que las manifestaciones en Egipto: Que el mundo está cambiando».

«En Oriente Medio hay una joven generación dinámica que busca cambiar su suerte. Y el que gobierna alguno de esos países debe asumir ese deseo de cambio, no quedarse anquilosado», aseguró.

Obama no dudó en calificar de «positivo lo que hemos visto hasta ahora en Egipto» y puso el acento en el hecho de que «el Consejo Supremo del Ejército está al mando y ha reafirmado que los tratados con países como Israel y los acuerdos internacionales serán respetados».

El inquilino de la Casa Blanca recordó que ha instado a sus aliados en la zona a que sigan el ejemplo egipcio frente al iraní. En esta línea, calificó de «irónico» que los dirigentes iraníes «hagan como que celebran lo que ha pasado en Egipto cuando en los hechos hacen exactamente lo contrario de lo que ha pasado en Egipto, reprimiendo a la gente que intenta manifestarse públicamente».

Obama mostró finalmente su esperanza de que «el pueblo de Irán siga teniendo el coraje de manifestar su sed de libertad y su deseo de tener un Gobierno representativo».

Dos muertos en Bahrein

No era, cuando menos ayer, Irán el escenario caliente en cuanto a manifestaciones y protestas, sino, paradójicamente, Bahrein.

Esta monarquía del Golfo Pérsico alberga la V Flota estadounidense y mantiene un régimen de discriminación contra la mayoría chií -como la población del Estado persa- de su población. Mientras los focos mediáticos internacionales se concentraban en las protestas en Teherán, la Policía de Bahrein reprimía con fuego real las protestas de la comunidad chií, dejando un saldo de dos muertos.

El bloque chií del Parlamento (movimiento al-Wefaq), que cuenta con tan solo 18 de los 40 escaños, anunció su retirada por la represión «salvaje» de los manifestantes, que reclaman medidas contra el paro y aumento de salarios y democracia.

Un joven manifestante murió por disparos en la localidad chií de Diya, al este de la capital, Manama. Un segundo manifestante chií murió por el impacto de una bala de fragmentación mientras participaba en una protesta ante el hospital poco antes del multitudinario entierro de la primera víctima.

El rey Hamad bin Isa al-Jalifa, en el poder desde 1999, lamentó la muerte de los dos manifestantes y ordenó la creación de una comisión de investigación.

Esta revuelta popular comenzó hace dos días y cuenta con una participación sin precedentes en este país, un archipiélago con una superficie de tan sólo 727 kilómetros cuadrados en el que viven poco más de un millón de personas (70% chiíes).

Heridos en Yemen

Tampoco mentó Obama las protestas en Yemen, uno de los puntales de la guerra de EEUU contra el islamismo armado personificado por Washington en la marca Al-Qaeda.

Al menos dos seguidores del régimen y tres opositores sufrieron heridas en choques que estallaron cuando los primeros atacaron con puñales y bastones a los segundos, que intentaban marchar hacia el Palacio Presidencial al grito de «después de Mubarak, Ali», en referencia al presidente yemení.