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Joseba Areitio Piedra Presidente de la Asociación Cultural Vasca de Meteorología Amillena

El futuro de la meteorología en el País Vasco

Una de las cuestiones que se plantean en estos momentos es si, en estos tiempos que corren, debemos cargar económicamente con dos servicios de meteorología que incluso pueden dar distintas predicciones y alertas, generando una confusión nada deseable

El Gobierno Vasco ha venido desarrollando, desde los años noventa, una política dirigida a la constitución de un servicio meteorológico propio, creando a tal efecto en 1990 del Servicio Vasco de Meteorología, dependiente de la Consejería de Transportes. Consecuencia del desarrollo del citado servicio, el Gobierno Vasco creó en el año 2002 la Dirección de Meteorología y Climatología, y en 2003 constituyó mediante decreto la Agencia Vasca de Meteorología como órgano adscrito a la Dirección de Meteorología y Climatología, que sería la encargada de la ejecución operativa de las actividades meteorológicas de la Comunidad Autónoma Vasca.

No obstante, no es hasta junio del año 2008 en el que el CES (Consejo Económico y Social Vasco) considera adecuada la tramitación del Anteproyecto de Ley de Meteorología y Climatología del País Vasco. Esta iniciativa legislativa tenía como objeto arbitrar una nueva organización del sistema de meteorología y climatología de la CAPV en virtud de la competencia exclusiva que nuestra Comunidad tiene en esta materia. En base a esta ley, se tenía previsto constituir, Euskalmet-Agencia Vasca de Meteorología como un ente público de derecho privado y adscrita al departamento competente en la materia de meteorología y climatología del Gobierno Vasco. Hasta la fecha presente no hemos sabido nada más al respecto de esta ley de meteorología que parece perdida en el limbo.

Con la llegada del Gobierno López desaparece la dirección de Meteorología y pasa a unirse a la de Emergencias, dependiente de Interior. Surge de nuevo la iniciativa de crear una Agencia de Emergencias y Meteorología que resulta fallida debido, según parece, a la situación económica que atravesamos. Recientemente leemos en un medio de prensa de la mano de Pedro Anitua, director de Emergencias, que la competencia de meteorología, que es una de las transferencias acordadas entre el PNV y el Gobierno de Zapatero, dependerá de lo que decida la comisión de transferencias, dejando en el aire cómo se materializará dicha competencia.

A pesar de todo, el Gobierno Vasco ha venido ofreciendo desde hace casi 10 años un servicio operativo de vigilancia y predicción meteorológica denominado Euskalmet. Sin embargo, la Dirección de Meteorología del Gobierno Vasco no ha ejecutado directamente las tareas operativas propias del servicio. Estas tareas y otras se llevan subcontratando y adjudicando repetidamente desde hace ya 10 años a la fundación EUVE (integrada recientemente en la fundación Tecnalia). Es por tanto EUVE quien contrata (o despide) a los trabajadores de Euskalmet y se supone que ejecuta la subcontrata según las condiciones que impone el Gobierno Vasco mediante concurso público.

Con todo esto, lo que no se comprende muy bien (o quizás sí) es cómo después de casi 20 años el tema de la gestión local de la meteorología operativa en el País Vasco sigue sin resolverse.

Porque, y en cualquier caso, en el País Vasco también nos encontramos con Aemet, una agencia de meteorología de carácter estatal donde los trabajadores han obtenido su plaza tras pasar una oposición pública o al menos algún tipo de concurso de méritos. La agencia Aemet no subcontrata su servicio operativo a ninguna empresa o fundación, lo ejecuta ella misma. Esta misma agencia tiene un reconocido prestigio en el ámbito internacional y participa en la red mundial de la OMM (Organización Meteorológica Mundial). Aemet, con sus defectos y virtudes, difiere por tanto mucho del «ranchito» en el que se nos antoja se ha convertido Euskalmet en estos casi 10 años de trayectoria.

Una de las cuestiones que se plantean en estos momentos es si, en estos tiempos que corren, debemos cargar económicamente con dos servicios de meteorología que incluso pueden dar distintas predicciones y alertas, generando una confusión nada deseable tal y como se hacen eco la prensa asociaciones de afectados por inundaciones, foros, páginas de Internet, etc.

Por todo ello, creo sinceramente que el modelo de servicio meteorológico subcontratado a una fundación debe extinguirse, y si hay que transferir la competencia de meteorología se haga cuanto antes, tal y como se ha hecho con otras, pero con orden y cabeza, contando con un buen plan director y con personal de mérito contrastado, en el que las contrataciones o despidos no dependan de forma arbitraria de «no se sabe bien quién y por qué».

Me gustaría que el actual director de Emergencias y Meteorología se pronunciase de alguna manera un día de estos y nos dijese qué van hacer con Euskalmet. ¿Sabrán deshacer ese extraño nudo gordiano que atenaza a los servicios meteorológicos del País Vasco desde hace ya dos décadas? ¿O deberemos esperar dos años más para ver si el panorama político cambia completamente y se lanza algo de luz sobre el futuro de Euskalmet?

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