Baja (presión), borrasca, depresión, perturbación, ciclón, hu- racán, tifón, ciclón tropical, ciclogénesis explosiva... Hay que ver cómo se alarga y complica el vocabulario de términos meteorológicos que debemos saber utilizar para hablar de las áreas atmosfé- ricas asociadas al mal tiempo. Esta semana ampliamos la lista con uno más, ciclón extratropical, para hablar de Quirin, bautizado así por el Instituto Meteorológico de Berlín.

Todas ellas son denominaciones que se dan a regiones de la atmósfera en donde la presión está baja con respecto a las áreas que les rodean. En los mapas del tiempo se representan mediante figuras, de formas circulares o elípticas, en las que la presión disminuye hacia su interior, donde se encuentra el valor mínimo. Son nombres que, en ocasiones, esconden datos sobre su formación y localización geográfica.

Baja, borrasca, depresión, perturbación... son términos que definen regiones de baja presión, sin más. Sin embargo, ciclón tropical hace referencia a un área atmosférica situada en una zona tropical, de pequeño diámetro, lento desplazamiento, con una presión a veces inferior a 900 mb, con un «ojo» central encalmado, asociada a muy mal tiempo. Se les llama también ciclones, huracanes y tifones (en el Pacífico). Su origen no está relacionado con frentes, sino con el calor del mar y con una alta humedad.

Un ciclón extratropical, por el contrario, se forma y traslada por latitudes medias y altas. Es migratorio (se desplaza a largas distancias de su lugar de nacimiento) y tiene su origen en el contacto entre masas de aire de distintas características (temperatura, presión, humedad...) que sí da lugar a la aparición de frentes.