El arte vasco se mueve; se mueve dentro y fuera de Euskal Herria. Asier Mendizabal, Darío Urzay, Ibon Aranberri y Txuspo Poyo dan cuenta de ello al traspasar las fronteras locales y dirigir sus obras a otras ciudades del Estado español. Con una amplia trayectoria a sus espaldas, a través de la pintura, la fotografía, la escultura y la creación audiovisual, muestran sus trabajos más recientes en museos y galerías de Madrid y Barcelona. Son cuatro artistas que han enseñado sus obras en numerosos lugares del mundo y que constatan que el arte vasco tiene suficiente capacidad para viajar allá por donde quiera.

Asier Mendizabal (Ordizia, 1973), uno de los artistas más punteros del panorama artístico actual, regresa al Museo Reina Sofía de Madrid -donde en 2003 expuso la obra «Cine y Casi Cine»- para reunir varios de sus trabajos más recientes en una exposición que permanecerá abierta hasta el 2 de mayo. A través de un reducido número de obras -un total de doce, entre esculturas, collages, fotografías e impresiones de textos-, Mendizabal, que vive uno de los mejores momentos de su carrera, presta especial atención a las relaciones entre forma, discurso e ideología. El artista reconoce que todas las facetas de la cultura actual le permiten configurar su particular mapa de ideas.

Según dice, su idea en esta muestra es desmontar dos polos como el realismo y la abstracción y mostrar su ineficacias. «Siempre me han llamado la atención las descripciones de la masa que se refieren a ella como una pulsión desbordante», explica. Asimismo, Mendizabal pone en perspectiva en su trabajo las complejas articulaciones entre los estético y lo político, examinando la materialidad del signo y su capacidad de ir más allá de determinados significados. Para ello, el ordiziarra se apropia de un vasto archivo iconográfico de signos, tipografías y pancartas que recoge de la cultura popular, política y musical.

No tiene la envergadura del Reina Sofía, pero también expone estos días en Madrid, en la Galería Pilar Serra (hasta el 22 de marzo), el pintor bilbaino Darío Urzay, creador de la polémica camiseta del Athletic. Allí presenta su último proyecto, «Phaistos». En él parte de imágenes y datos originales recopilados por él mismo de lo que queda de esta antigua ciudad cretense, y los introduce después en el ordenador donde, procesados a través de algoritmos y programas especializados, provocan resultados que posteriormente serán reformulados por Urzay. A partir de la degradación, por ordenador, de las imágenes de base, reconstruye otra posibilidad de «paso del tiempo».

Urzay reflexiona sobre la permeabilidad de las disciplinas artísticas y científicas, explorando las relaciones entre el arte digital y su faceta virtual, la fotografía y la realidad, y las nuevas codificaciones de la pintura. Como él mismo reconoce, «me interesan mucho las imágenes científicas, pero me apodero de ellas desde fuera. El mío no puede ser nunca un punto de vista científico, sino el de un creador visual. Yo no intento reproducir ninguna imagen científica en mis obras. Tenemos en la memoria un archivo de imágenes tecnológicas o científicas que hemos ido acumulando a base de haber visto documentales, revistas, noticias, etc. Y nuestro cerebro está entrenado para reconocer algo incluso al mirar involuntaria o automáticamente. Por la intervención del código fotográfico, el espectador cree reconocer algo», asegura.

Dos en Catalunya

De Madrid a Catalunya trasladan sus obras Ibon Aranberri (Itziar, Deba, 1969) y Txuspo Poyo (Altsasu, 1963). El primero de ellos, con una fecunda trayectoria internacional -ha expuesto en Madrid y Frankfurt, entre otros-, muestra en la Fundació Antoni Tapiès de Barcelona, hasta el 15 de mayo, su última composición, «Organigrama», donde plantea un relato en el que se sedimentan y confrontan varias series de trabajos realizados en las últimas décadas, y otros especialmente producidos para la ocasión.

Poyo, por su parte, con un extenso recorrido que incluye Bilbo, Nueva York, Canadá o Centroamérica, presenta en el Centre d´Art La Panera, tambien en la ciudad condal, «U.N(INVERSE)», una muestra producida conjuntamente con el museo Artium de Gasteiz, que trata sobre las utopías políticas construidas en torno a la imagen del edificio que alberga la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.

Aunque la pieza central de la exposición y la que da su nombre a la misma es un gran vídeo de animación sobre el mencionado edificio y las múltiples interpretaciones que permite, «U.N(INVERSE)» da idea de la capacidad multidisciplinar de Txuspo Poyo. En ella, interpreta el valor icónico del edificio de las Naciones Unidas en Nueva York, originalmente ideado por Le Corbusier, como proyecto originado por la utopía política de la unión entre las naciones del mundo, como símbolo de la arquitectura contemporánea, y como icono para la industria audiovisual.