Maite SOROA | msoroa@gara.net
Informes que no son pruebas
Como estaba anunciado, el Gobierno español ha llevado los estatutos de Sortu al fiscal y, como también era de prever, la Guardia Civil ha elaborado el informe ad hoc que soporte la tentación de ilegalizar lo que los juristas dicen que es ilegalizable.
A eso se agarraban ayer, como si fuera un clavo ardiendo, los editorialistas de la prensa fachosa española.
El de «El Mundo» otorgaba rango de prueba a un puñado de folios llenos de opiniones de un guardia civil. Y alguna melonada como la que sigue: «Los agentes han podido descubrir también que entre las personas que se encargaron de los preparativos de la presentación de Sortu, como el alquiler de los coches para desplazarse a Madrid, hay varios condenados por colaboración con ETA».
Y de ahí, el perspicaz editorialista concluye que «los datos confirman lo que la mayoría presumía: que estamos ante una organización que es pura continuidad de Batasuna, un partido ilegalizado. Una vez demostrado que bajo la piel de cordero de Sortu sigue estando la serpiente de ETA, quienes vienen aplaudiendo los gestos y los supuestos avances del entorno de la banda harían bien en rectificar». No tenía buen día el escriba.
También el de «La Razón» se mostraba categórico: «Evidencia definitiva de que Sortu es Batasuna». Otro que ha cansado la cabeza.
Y lo explica: «Ésta es la conclusión a la que ha llegado la Guardia Civil en su informe sobre la nueva marca abertzale, en el que subraya la vinculación de los promotores de Sortu con Batasuna y certifica que ETA es la que ha señalado `el regreso a las instituciones' como la estrategia a seguir. La Fiscalía y la Abogacía del Estado ya disponen de las pruebas necesarias para evitar otra burla a la democracia». Un informe, amigo, no es una prueba.
Pero la verdad, la pura verdad, la reconocía Patxo Unzueta en «El País». Supongo que con dolor de tripas: «Si las pruebas parcialmente conocidas ayer son todas las que dispone el Ministerio del Interior para sostener las demandas de la Fiscalía y la Abogacía del Estado para oponerse a la inscripción de Sortu, la impugnación no será fácil». Eso lo dicen todos los que han abierto un libro de derecho en su vida.