El Ejército y los monarcas vecinos reprimen las protestas en Bahrein
Las revueltas populares se han extendido a Bahrein, Libia, Yemen y Kurdistán Sur, registrándose al menos una veintena de muertos. En Bahrein, el Ejército optó por «tomar las medidas necesarias para restablecer el orden» tras reprimir a balazos una concentración en Manama. Las monarquías petroleras del golfo Pérsico mostraron su apoyo al rey bahreiní Hamad ibn Isa Al-Jalifa. Para hoy, se han convocado nuevas protestas en varios países.
GARA
El Ejército de Bahrein anunció ayer que ha tomado todas las medidas necesarias para «restablecer el orden» tras la sangrienta represión de una manifestación opositora el miércoles, que saldó con al menos seis muertos y numerosos heridos y que fue la primera de este tipo que se registró en una monarquía árabe del golfo Pérsico.
El rey de Bahrein, Hamad ibn Isa Al-Jalifa, recibió ayer el apoyo de sus socios del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que se reunieron ayer de urgencia en Manama para mostrarle su apoyo. Acudieron a la cita los ministros de Exteriores de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Omán, Qatar y Kuwait, que se reunieron con su homólogo bahreiní.
Bahrein es un país estratégico para EEUU, ya que alberga la Quinta Flota, los buques de guerra que realizan maniobras en el golfo Pérsico.
La dura represión provocó que el principal movimiento de la oposición parlamentaria, el chií Al-Wefaq, que tiene 18 parlamentarios de un total de 40, anunciase su retirada de la Cámara.
«Las unidades han comenzado a desplegarse para asegurar la seguridad de los ciudadanos y los residentes y proteger su libertad y sus bienes de los actos de violencia», indicó el Ejército en su «comunicado número uno».
«Se han tomado todas las medidas preventivas y firmes para restablecer el orden y la seguridad públicos», añadió, antes de reclamar a los habitantes que eviten unirse a las concentraciones «en lugares sensibles».
Vehículos blindados del Ejército, denominado Fuerza de Defensa de Bahrein, se desplegaron a primera hora de la maña- na en puntos estratégicos de Manama.
En la noche del miércoles al jueves, al menos seis manifestantes, todo ellos chiíes, murieron y decenas resultaron heridos por la carga de las fuerzas de seguridad contra miles de manifestantes que acamparon en la plaza de la Perla de Manama, según sus familiares y la oposición.
El ministro del Interior, Faisal ben Yakub Al-Hamar, citado por la agencia oficial BNA, informó de que los muertos eran tres y los heridos unos 195, al tiempo que denunciaba «los balances fantasiosos difundidos por algunos medios». Al-Hamar añadió que la mayoría de los heridos habían vueltos a sus casas.
Según testigos, las fuerzas antidisturbios atacaron a los manifestantes de repente, usando gas lacrimógeno pero también, según la oposición, balas de goma y balas de fragmentación.
Tras la evacuación de la plaza, cientos de personas se reunieron de madrugada ante el hospital Salmaniya, el principal de Manama, coreando «Muerte a los Al-Jalifa», la familia reinante suní que gobierna en Bahrein, mayoritariamante chií.
Ayer por la tarde, la plaza aparecía vacía, las fuerzas de seguridad habían desmontado las tiendas, mientras que grupos de obreros realizaban tareas de limpieza.
El Ministerio del Interior explicó que procedió a «la evacuación» de la plaza tras varios avisos que no fueron atendidos. Según su versión, 50 miembros de las fuerzas de seguridad resultaron heridos por los manifestantes que les atacaron con cuchillos y palos.
Un manifestante fue detenido, añadió el Ministerio del Interior, pero la oposición afirmó que 60 personas habían desaparecido.
En señal de protesta, el líder de Al-Wefaq, el jeque Ali Salman, anunció la decisión de esta formación chií de retirarse del Parlamento, según el diputado Ali Al-Aswad.
El jeque Salman reclamó el miércoles «una monarquía constitucional en la que el Gobierno sea elegido por el pueblo», añadiendo que no desea la caída del régimen ni la instauración de un Estado religioso según el modelo iraní.
La Unión Europea, al igual que el Estado francés y Gran Bretaña, lamentaron la violencia empleada contra los manifestantes.
EEUU, por «un cambio real»
La secretaria de Estado de EEUU, Hillary Clinton, afirmó ayer que su Gobierno apoya «un cambio real y significativo» en Bahrein.
En declaraciones ante la prensa, Clinton consideró a Bahrein un amigo y aliado de EEUU e instó a las fuerzas de seguridad a que se contengan para evitar enfrentamientos violentos. Así se lo transmitió a su homólogo bahreiní, a quien recordó «lo importante que es que los funerales y oraciones de mañana [hoy] no se vean empañados por la violencia».
«Pedimos que se vuelva a un proceso que derive en cambios reales y significativos para la población», añadió la responsable de la diplomacia estadounidense, que reclamó que se castigue a los policías que emplea- ron «excesiva violencia» contra los manifestantes.
En esa misma línea se expresó ayer la Casa Blanca a través de su portavoz, Jay Carney, quien pidió al Gobierno de Bahrein que se contenga ante las manifestaciones pacíficas.
El Pentágono, por su parte, confirmó una conversación telefónica entre el secretario de Defensa, Robert Gates, y el vicecomandante del Ejército bahreiní, el príncipe Salman bin Hamad Al-Jalifa.
Washington lo sabía
El presidente de EEUU, Barack Obama, encargó el pasado agosto un informe sobre el descontento social en el mundo árabe en el que ya se avanzaba que, de no haber cambios drásticos, países desde Bahrein a Yemen podrían sufrir revueltas populares, informó ayer el diario «The New York Times».
En su edición digital, el periódico reveló que Obama ordenó que se identificaran en un documento secreto los posibles puntos calientes en esa parte del mundo, en particular en Egipto, y que presentaran propuestas de cómo podría su Gobierno impulsar cambios políticos en países con líderes autocráticos que al mismo tiempo son valiosos aliados de EEUU.
El informe clasificado, de 18 páginas, según indicaron fuentes del Gobierno estadounidense bajo condición de anonimato, aborda uno de los problemas que afronta la Administración Obama ante los acontecimientos en Egipto y en otros países.
Se trata de cómo encontrar el equilibrio apropiado entre las exigencias democráticas de los manifestantes, por un lado, y por otro sus intereses y el deseo de evitar una mayor inestabilidad.
La situación de Bahrein podría afectar a la temporada de Fórmula 1, que está previsto que comience el 13 de marzo en el circuito de Shakir. El director ejecutivo de la Fórmula 1, Bernie Ecclestone, señaló que la próxima semana se decidirá si se suspende el primer gran premio de la temporada. De hecho, la segunda manga de la serie GP2 Asia, cuyos ensayos estaban previstos ayer, fue suspendida.
El dirigente de Libia, el coronel Muamar Al-Gadhafi, afirmó en un discurso en la televisión pública que «los revolucionarios se impondrán y los títeres van cayendo».
«¡Abajo los enemigos, abajo los enemigos en todo el mundo! ¡Abajo los títeres en todo el mundo! Los títeres de EEUU y del sionismo están cayendo, las hojas de otoño están cayendo», señaló Al-Gadhafi, que no hizo ninguna referencia a las movilizaciones opositoras que se han registrado en Libia y que se han saldado con al menos ocho muertos.
La televisión pública libia mostró imágenes de Al-Gadhafi, que gobierna Libia desde hace 41 años, rodeado de miles de partidarios que le aclamaban en las calles de Trípoli.
Para hoy, se ha convocado un Día de la Ira en Libia para reclamar la marcha de Al-Gadhafi. Durante la jornada de ayer también hubo movilizaciones en Zenten (145 kilómetros al suroeste de Trípoli), produciéndose varias detenciones. En esta ciudad se quemaron comisarías de Policía y un local de los Comités Revolucionarios, según el diario «Quryna». GARA
Tres ex ministros egipcios, entre ellos el de Interior, y un empresario fueron detenidos ayer y sometidos a arresto domiciliario durante quince días al estar acusados de apropiación de fondos públicos.
Por sexto día consecutivo, se registraron manifestaciones antigubernamentales en Yemen, con un saldo de al menos dos muertos. Los partidarios del Gobierno golpearon con palos a los opositores.
Unos 3.000 jóvenes se manifestaron en Kurdistán Sur para reclamar libertades y acusar de corrupción a los líderes del PDK, Massud Barzani, y UPK, Yalal Talabani. Dos personas murieron y 47 resultaron heridas.
Egipto aseguró ayer que no ha prohibido el paso por el canal de Suez de dos buques de guerra iraníes, pero responsables de esta estratégica infraestructura admitieron que los navíos, calificados como «una provocación por Israel», habían sido bloqueados.
Esta polémica se produce en un momento en el que Egipto atraviesa una fase incierta tras la caída del presidente Hosni Mubarak, con el Ejército a cargo del país y un Gobierno que se limita a gestionas los asuntos corrientes.
La comunidad internacional, por su parte, mira con lupa la menor señal que viene de El Cairo, hasta estos momentos el más firme aliado de los occidentales en la región de Oriente Medio.
«No hemos recibido ninguna petición para el paso de buques de guerra iraníes», declaró a France Presse Ahmed Al-Manajli, jefe de operaciones de la Autoridad del Canal de Suez, que une el mar Rojo con el Mediterráneo, añadiendo que ignoraba si las naves iraníes estaban acercándose al canal.
«Cualquier buque militar necesita una autorización del Ministerio de Defensa y del Ministerio de Exteriores. No hemos visto esas autorizaciones. Necesito tenerlas en mis manos antes de autorizas cualquier paso», añadió.
Pero, con la protección del anonimato, un responsable del canal afirmó que los buques iraníes se encontraban en las lista de barcos que estaban a la espera de cruzar hacia el Mediterráneo hasta que se la anularon.
Un responsable del Ministerio de Exteriores, en cambio, negó que los buques de guerra necesiten un autorización especial.
Un diplomático iraní señaló a France Presse, permaneciendo en el anonimato, que habían enviado una petición a Exteriores, «pero el problema parece que es administrativo debido a la situación actual de Egipto». Sería la primera vez que buques de guerra iraníes cruzan Suez desde 1979, año de la Revolución Islámica.
El ministro israelí de Exteriores, Avigdor Lieberman, afirmó el miércoles pasado que el envío de estos buques por parte de un país considerado como un peligro existencial por el Estado hebreo suponía «una provocación que Israel no puede ignorar». Samer AL-ATRUSH (AFP)