Cortejos de manifestantes invadieron ayer las calles del centro de Manama, a convocatoria de religiosos chiíes, y exigieron de nuevo reformas políticas en el pequeño reino de Bahrein.

Esta movilización, en el decimosegundo día de una revuelta que no se debilita, se produjo mientras EEUU renovó su apoyo a la monarquía y al diálogo nacional que ha propuesto la oposición.

No hay estimaciones oficiales de la protesta, pero las calles que conducen a la plaza de la Perla estaban bloqueadas por decenas de miles de personas. «¡El pueblo quiere que el régimen caiga!», coreó la multitud.

El príncipe heredero, Salman Bin Hamad al-Jalifa, cesó ayer a tres ministros por considerar que fueron «quienes causaron la crisis».