Los cuatro jóvenes detenidos son naturales de Bilbo y las FSE dan por seguro que componían un «comando legal» de ETA, si bien afirman no saber si han cometido atentados y, en este caso, cuáles. Daniel Pastor, Iñigo Zapirain, Beatriz Etxebarria y Lorena López están incomunicados después de una redada iniciada violentamente.

Así, en Galdakao la Guardia Civil utilizó explosivos para entrar en una vivienda en la que detuvo a Daniel Pastor, según indicó el movimiento pro amnistía. Añadió que sus padres fueron arrojados al suelo y obligados a permanecer ahí boca abajo, mientras eran apuntados con las metralletas. Posteriormente se les sacó del edificio, dejando solo al joven.

Hubo arrestos en otros dos puntos: en Alde Zaharra de Bilbo, donde la Guardia Civil se llevó de una misma casa a Iñigo Zapirain y Beatriz Etxebarria, y en el barrio de Errekalde, donde fue capturada Lorena López, que se encontraba sola. Vecinos detallaron a GARA que en este punto también la puerta fue reventada con explosivos, en torno a las 3.50 de la madrugada. Y explicaron que aparentemente la Guardia Civil no entró en un domicilio, sino en dos diferentes: uno del cuarto piso y otro del sexto.

Inmediatamente comenzaron los registros y pronto se dio cuenta del hallazgo de material explosivo y de tres armas en una bajera de Galdakao que las FSE vinculan con Pastor.

El despliegue policial resultó enorme. En Errekalde, por ejemplo, durante doce horas seguidas estuvieron en la zona unos veinte Nissan Patrol de la Guardia Civil, además de un pequeño contingente de la Ertzaintza como refuerzo. En total, se calcula que unos 80-90 efectivos del instituto militar español operaron sólo en ese lugar.

«Se iniciará ahora»

Prácticamente también desde el primer momento, las FSE filtraron que a los detenidos se les imputará el atentado con bomba-lapa que costó la vida al inspector de Policía Eduardo Puelles en Arrigorriaga. De hecho, ya a primera hora de la mañana su viuda y su hermano eran entrevistados por diferentes emisoras de radio.

Sin embargo, esta vez el ministro de Interior y vicepresidente español, Alfredo Pérez Rubalcaba, se mostró muy caute- loso y evitó cualquier imputación concreta. Cabe recordar que en los últimos tiempos las prisas policiales por ir cerrando los expedientes de atentados de ETA sin esclarecer ha llevado a situaciones como la producida con la detención de Gurutz Agirresarobe en Hernani en agosto pasado. Inicialmente se le imputó no sólo la muerte de Joseba Pagazaurtundua en Andoain, sino también la del dirigente del PP Manuel Giménez Abad en Zaragoza, pero luego se desmintió esto último.

Ni Rubalcaba en sus declaraciones ni el Ministerio del Interior en su nota oficial precisan imputación alguna. El ministro dijo que «las investigaciones se iniciarán ahora», es decir, en los calabozos.

Tampoco se explicó cómo se había llegado hasta los detenidos y los explosivos. La nota se limita a señalar que «es consecuencia de las investigaciones iniciadas tras las detenciones en el sur de Francia de los dirigentes de ETA y responsables del `aparato militar' de la banda Garikoitz Aspiazu, el 17 de noviembre de 2008, y principalmente de la detención el pasado 20 de mayo de 2010 de Mikel Kabikoitz Carrera». Según esta versión, «a partir del análisis de la información obtenida se conocía la posible existencia en Vizcaya de un grupo de miembros `legales'».

El objetivo de la Guardia Civil es que estos arrestos sirvan para esclarecer varios atentados cuya autoría no consta. Además del que costó la vida a Puelles, en junio de 2009, se cita por ejemplo la explosión contra el cuartel de la Guardia Civil en Burgos, en julio de ese mismo año.

La vía policial y Sortu

La redada fue utilizada por varios portavoces políticos para otras dos cuestiones: defender la vigencia de la vía policial y emplazar a Sortu, el nuevo partido de la izquierda abertzale.

Sobre la primera cuestión, Rubalcaba presentó la operación como «la prueba del nueve de que la política antiterrorista no ha cambiado, y es así porque ETA no ha dejado la violencia y mientras no lo haga la Guardia Civil y la Policía seguirán deteniendo hasta que el final de ETA sea definitivo». En paralelo, las agencias españolas difundían balances policiales con titulares como «21 personas han sido detenidas desde el alto el fuego» del 10 de enero, aunque en realidad sólo a los arrestados ayer y a Iraitz Gesalaga, capturado justo el 11 de enero, se les imputen actividades propias de la organización armada.

En cuanto a Sortu, desde el PP se le reclamó un apoyo expreso a las detenciones. Por su parte, la posición del PSE consistió en argumentar que el nuevo partido «debería alegrarse» por los arrestos, según José Antonio Pastor, su portavoz, aunque otras voces como Miguel Buen matizaron que no cabe esperar tal cosa. En un acto de la Ertzaintza, al consejero Rodolfo Ares le preguntaron por ello los periodistas y dijo que «sería una magnífica oportunidad para que Sortu fijara su posición de rechazo y repulsa de todos los actos terroristas».

Los responsables policiales dejaron claro indirectamente que el supuesto «comando legal» no tenía actividad alguna en la actualidad. Únicamente el parlamentario de UPyD en Gasteiz, Gorka Maneiro, puso la voz disonante al indicar que los arrestos de Bizkaia demuestran que «ETA se mantiene activa, lo que deja en ridículo a algunos socialistas que dicen estar ante un `un nuevo tiempo' y a los populares que prometen `generosidad'».