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MOVIMIENTO POR LOS DERECHOS CIVILES DE EUSKAL HERRIA

«Es hora de la gente, de decir `ni una detención más', `ni una tortura más'»

El Movimiento por los Derechos Civiles de Euskal Herria que se va formando poco a poco dará otro paso el sábado con concentraciones ante los juzgados. Los últimos días han traído más vulneraciones, pero también espejos para mirarse como la unidad ante la euroorden en Ipar Euskal Herria. Inician un viaje largo pero con estaciones urgentes, y buscan que sea multitudinario.

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Ramón SOLA | DONOSTIA

Vienen de sitios y trayectorias muy diferentes, pero a Joxean Agirre, Expe Iriarte, Txerra Bolinaga y Jon Fano les ha unido algo: su condición de vascos preocupados por la vulneración de los derechos civiles, y especialmente en el nuevo escenario que se abre. No hace falta poner ejemplos para que arranque la conversación, después de una semana de detenciones, denuncias de torturas, amenazas de prorrogar la ilegalización... El Movimiento por los Derechos Civiles que se está conformando tiene tarea de sobra a corto plazo. Y también a largo: derecho a decidir, derechos sociales, derechos laborales...

Antes que nada, ¿de dónde sale y adónde va este movimiento?

Joxean AGIRRE: Surge tras la criminalización de Adierazi EH! y la prohibición de la manifestación de setiembre, que dio paso a la asamblea del Kafe Antzokia. Allí se decidió retomar el tema desde un nuevo planteamiento. Se trata de crear una red muy amplia de personas preocupadas por los derechos. Hasta ahora se han hecho un par de cosas simbólicas, la de Durango y las movilizaciones del 10 de diciembre, con las sillas que recogían el ejemplo de Rosa Parks. Nos une un objetivo: la necesidad de lograr un marco democrático. Hoy existe un déficit importante de derechos, y es un déficit que no está en el vacío, sino que afecta a las personas. ¿Cómo lograr eso? Generando consensos, sumando fuerzas...

¿Y cómo lo van a articular?

J.A: Usaremos dos herramientas: poner en danza las ideas y dar cauce a la movilización social y popular.

Objetivamente mirado, no hay duda sobre la existencia de esas vulneraciones de derechos... Pero, ¿se ha llegado quizás a un punto en que falta sensibilización social al respecto?

Txerra BOLINAGA: Posiblemente no se haya interiorizado del todo esta situación. Para muchos parece que el único que ha quebrantado derechos aquí ha sido ETA, pero en este momento se comprueba con más claridad aún qué es lo que hacen los estados.

Expe IRIARTE: En las reuniones que hemos mantenido ha aparecido una idea que me parece muy adecuada: al morir Franco, en Euskal Herria quedó pendiente una ruptura democrática. Y quizás éste sea el momento de lograrla.

Jon FANO: Nos encontramos en un escenario en el que lejos de avanzar en derechos, que sería lo lógico, se retrocede. Y por eso empieza a cobrar fuerza la concepción de que vivimos una situación de emergencia. Estamos observando que hay una alta sensibilidad al respecto, y que se pueden conseguir consensos amplios entre sectores muy diferentes. Un buen ejemplo lo hemos visto en Ipar Euskal Herria, con la dinámica que se ha logrado contra la euroorden.

J.A: Efectivamente. El consenso en torno al caso de Aurore Martin o a los jóvenes de Izpura coincide plenamente con nuestros objetivos, es un espejo en el que mirarnos, sin duda.

Habrá quien diga que en realidad esas vulneraciones de derechos (ilegalizaciones, detenciones, torturas...) están ligadas a la acción de ETA, y que por tanto se resolverán cuando ésta acabe. Dicho en otras palabras, que no depende de la movilización ciudadana, sino de un proceso de negociación, de un acuerdo político...

J.A: Hay un concepto que se está instalando poco a poco y que es clave: la distensión multidireccional. En las concentraciones del 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos, nosotros exhortamos a todos, a los estados, a ETA... Desde entonces han pasado muchas cosas, pero es obvio que ETA ha respondido positivamente mientras que el Estado ha dado pasos en la misma y nefasta situación, pasos que llevan al desastre colectivo. Frente a ello, decimos que es la hora de la ciudadanía, de la gente, de decir `basta ya', `ni una detención más', `ni una denuncia de tortura más'...

T.B: Queremos cambiar el chip de que la gente se moviliza sólo cuando le toca. Nadie puede decir que la vulneración de derechos no le afecta cuando se están cometiendo auténticos atropellos...

E.I: ...y hay que decirle que la pasividad también es responsable.

J.A: En sólo diez días hemos visto una docena de detenciones de todo tipo, gravísimos testimonios de tortura, ¡es que una mujer ha denunciado haber sido violada en un cuartel! Y para colmo, vemos además que esa operación se está utilizando para intentar mantener la ilegali- zación.

T.B: Se argumenta que no se condenan atentados que no han ocurrido, ¡eso ya es increíble!

E.I: Es más. Se pide condenar cosas que no han ocurrido mientras que no he oído a nadie condenar una violación que sí ha ocurrido. Es el mundo al revés.

J.F: Volviendo a la pregunta, está claro que la movilización social va a ser imprescindible para que se reconozcan los derechos. Porque los estados no los niegan porque sí, los niegan porque favorece a sus intereses políticos... Si no hay una movilización prolongada y constante, los estados no van a dar marcha atrás.

Esta iniciativa tan plural habría sido imposible hace dos años, o su desarrollo hubiera sido escaso. ¿La ven cada vez más fácil de desarrollar?

J.A: Desde luego, que quede claro que no es un experimento de laboratorio. El movimiento está sujeto a las condiciones que se han ido creando. Son esas condiciones las que marcan una dinámica así. Por un lado, la negación de derechos que existe es clamorosa, y por otro, ahora se han puesto las condiciones para unir fuerzas.

E.I: Había una necesidad, y la iniciativa surge de ahí.

El sábado harán concentraciones en cuatro capitales. ¿Por qué ante los juzgados?

J.A: Vemos que en ese momento hay que hacer un esfuerzo de reclamación de derechos que van a condicionar el futuro de este país en un sentido o en otro: el fin de las detenciones y malos tratos, la legalización de Sortu como antesala de la legalización de todos los afectados por el `todo es ETA', el fin de la política penitenciaria... Y todo eso pasa por los juzgados. Se da la paradoja de que en teoría están para salvaguardar derechos, pero en la práctica en Euskal Herria hacen justamente lo contrario: ordenan detenciones, no actúan contra la tortura, mantienen la política carcelaria, obstaculizan la ilegalización de Sortu... La Audiencia Nacional debe desaparecer de la escena política vasca.

J.F: Y de la española también.

E.I: Sí, porque si hubiera alguna rebelión en el Estado español, del tipo que sea, usarían esa misma maquinaria represiva que ya está en marcha.

Mirando adelante, ¿cómo se va a desarrollar este movimiento y qué puertas van a ir tocando?

J.A: Este es un trabajo a largo plazo, un recorrido largo. Por eso queremos vertebrarlo poco a poco, no de forma centralizada, integrando a los distintos ámbitos. Tenemos claro que los movimientos los generan las ideas, y las ideas las genera la gente. Una de las próximas cosas será hacer una reflexión sobre los medios a partir de un ejemplo práctico: el tratamiento dado al caso de la legalización de Sortu. Vemos que al igual que los jueces tienen la llave para cerrar puertas, los medios de difusión tienen la llave para abrir mentes.

J.F: Nos vamos a dirigir a todas las sensibilidades y a todos los sectores sociales. La universidad, el mundo sindical, el político, los colectivos sociales...

T.B: En cada herrialde se han empezado a hacer cosas, con un criterio general que está basado en debatir mucho y en ir cuajando grupos formados de gente muy diversa.

E.I: En Iruñea se ha contactado con la red social, y se hará una asamblea al mes con gente que trabaja en distintos ámbitos.

J.F: En Bizkaia ya habíamos iniciado un camino antes y seguimos por ahí. El objetivo es ir logrando acuerdos básicos. En la conciencia de este país está claro que el Estado se niega a dar pasos; ellos mismos dicen que no están en tregua. Y apreciamos que los límites que había antes para unirse están siendo superados, que ya no es sólo la izquierda abertzale la que se mueve. Las manifestaciones de los últimos meses han sido ilustrativas. Y en otoño haremos algo potente.

J.A: La gente entiende que es evidente que la vulneración de derechos ha sido ejercida por las dos partes, y que, por tanto, es exigible que la distensión sea también multilateral. La iniciativa de la izquierda abertzale abre otra situación: casi nadie piensa ya en este país que detrás de ella existe una trampa saducea o una conspiración maléfica.

Destacan la amplitud que puede tener este movimiento. Pongámoslo en pasivo, ¿quién no cabe en él?

J.A: Sólo los que consideran que lo ideal es el actual status quo. Queremos que ellos también se hagan un autorretrato.

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