Pakistán se ahoga en sangre ante la indiferencia internacional
Al menos cuarenta personas murieron ayer en Peshawar en un atentado suicida dirigido contra las milicias antitalibán. La víspera, otro ataque en el centro del país causó veinticinco muertos. Pakistán se ahoga en sangre ante el olvido y la indiferencia de la llamada comunidad internacional.GARA |
Al menos cuarenta personas murieron ayer y sesenta más resultaron heridas en un ataque suicida registrado durante un funeral al que asistían miembros de una milicia antitalibán en Adezai, un barrio periférico de Peshawar, las metrópoli situada a las puertas de las zonas tribales que son bastión de los insurgentes islamistas, cerca de la frontera con Afganistán.
En el funeral, en el que participaban unas doscientas personas, se rendía homenaje a un familiar de un líder pastún, Hakeem Khan, muy vinculado con la milicia progubernamental Aman Lashkar, que combate a la insurgencia talibán, según el principal administrador de Peshawar, Siraj Ahmed. Según Ahmed, el autor del atentado llegó a pie, se mezcló entre los asistentes al funeral e hizo detonar el chaleco explosivo que llevaba.
«Al servicio de EEUU»
Un portavoz de los talibanes paquistaníes reivindicó el atentado en declaraciones a Reuters. «Los `lashkar' se han levantado para crear el caos en vez de para mantener la paz», afirmó Ehsanullah Ehsan, desde un lugar desconocido. «Los `lashkar' y el Ejército están luchando contra nosotros al servicio de los americanos, y nosotros seguiremos atacándoles», subrayó.
En la provincia de Khyber-Pakhtunkhwa, cuya capital es Peshawar, los ataques contra estas milicias son habituales, especialmente cuando sus miembros se concentran para algún evento.
Las autoridades paquistaníes apoyan a las milicias, un táctica empleada también en Afganistán, pero éstas a menudo se hallan indefensas ante la superioridad armada de los grupos afines a los talibanes.
El martes, otras 25 personas perdieron la vida en un ataque suicida contra una estación de servicio en Faisalabad (Punjab), cerca de edificios militares y de las agencias de seguridad.
Ambas acciones forman parte de una ola de ataques que en las últimas semanas han dejado decenas de muertos. Desde el verano de 2007 se han producido cerca de 450 atentados, la mayoría cometidos por kamikazes talibanes vinculados a Al-Qaeda, que se han cobrado la vida de más de 4.100 personas.
El principal grupo insurgente, el Movimiento de los Talibanes de Pakistán (TTP), declaró en verano de 2007, al unísono con Osama bin Laden, la yihad (guerra santa) al Gobierno de Pakistán por apoyar a Washington en su «guerra contra el terrorismo» desde finales de 2001.
Los ataques se dirigen en su mayoría contra las fuerzas de seguridad, pero cada vez más contra civiles.
Recientemente, el TTP asumió atentados contra las fuerzas de seguridad en represalia, dijo, por las ofensivas del Ejército paquistaní y los lanzamientos casi diarios de misiles por aviones no tripulados de EEUU sobre supuestas posiciones de Al-Qaeda y de los talibanes paquistaníes o afganos en las zonas tribales.