Maite SOROA | msoroa@gara.net
Empieza la carrera contra Sortu
Ya ha comenzado el proceso judicial contra Sortu y en los medios intuyo un cierto nerviosismo que anima a los sectores más recalcitrantes del nacionalismo botijero a jalear a los jueces para que no se les escape una.
Ayer, en «Abc», el editorialista se empleaba a fondo y no ahorraba consignas para que los que vayan a juzgar no tengan dudas sobre lo que han de decidir y firmar: «los resortes de la democracia están obligados a demostrar judicialmente lo que socialmente es una evidencia: que Sortu es sinónimo de ETA y que los terroristas quieren colarse en las instituciones. Aún Sortu no ha felicitado a las Fuerzas de Seguridad por la reciente detención de un comando etarra armado hasta los dientes. Con seguridad, nunca lo hará. Es el momento de que el Supremo desnude a Sortu». Si eso no es coaccionar a la Justicia, se le parece mucho, ¿verdad?
En «El Diario Vasco» y «El Correo Español» no decían ni pío de la violación denunciada por la bilbotarra Beatriz Etxebarria a manos de la Guardia Civil, pero sí se hacían eco de la filtración de supuestos planes de atentados y de sus efectos en el debate político: «Las detenciones del `comando Otazua', al que se atribuyen dos asesinatos, quince atentados más y el propósito de cometer otros como el ideado contra López, han dado lugar a una reprobable polémica sobre la oportunidad de los arrestos. Un criterio, el de oportunidad, que no debería operar como argumento ni en el discurso político ni en la refriega partidista, porque vuelve a descargar en terceros la responsabilidad exclusiva de ETA de poner fin a su intolerable violencia». Las violaciones o las ilegalizaciones masivas no deben ser violencia para el editorialista...
Pero las cosas no terminan de estar claras. Y si no, lean a Javier Pradera en «El País»: «ni la Ley de Partidos ni la jurisprudencia española y europea exigen manifestaciones de arrepentimiento por comporta- mientos pasados para aceptar el retorno a la democracia y al Estado de derecho de quienes antes negaban sus reglas. Tal y como demostraron en su día los juicios de la Santa Inquisición, la sinceridad siempre resulta difícil de probar». Pues que repase los argumentos del Gobierno del PSOE.