El Baskonia consiguió anoche una victoria más importante de lo que parece, por permitirle seguir luchando por una tercera plaza que el año pasado fue decisiva, por pasar un test ante un rival que, pese a las bajas, es uno de los más en forma en el continente y porque demostró que, con sus matices, los roles se van aclarando. Con San Emeterio apareciendo en todo momento de crisis, Ribas subiendo la intensidad cuando Huertas estaba ahogado, y Barac consolidado como indispensable en la pintura, la a estas alturas irremediable irregularidad vino desde el exterior y Brad Oleson -que se repartirá los minutos con Logan dependiendo de su acierto- puso la pausa en el momento caliente del partido.

El partido tuvo un comienzo muy errático por ambos bandos, con errores e imprecisiones impropios de dos equipos del Top-8 europeo. Pese al desequilibrio habitual entre el juego exterior y el interior, se volvió a abusar del triple, el Baskonia tomó cierta iniciativa de la mano de Stanko Barac, mientras que el ataque taronja se limitó prácticamente al talento de Savanovic, defendido primero por Teletovic pero en la mayor parte del tiempo por Bjelica. En un primer cuarto rapidísimo y con apenas faltas, los locales terminaron con cuatro puntos de renta 16-14.

Mientras que la primera rotación amplia dio mucha más actividad defensiva a Pesic, los cambios no sentaron bien en un Baskonia que perdió cualquier referencia interior desde la salida de pista de Barac. No obstante, pese a llegar a perder la ventaja en el marcador, aprovecharon la falta de ideas ofensivas en los valencianos sin sus primeras estrellas para pegar otro pequeño arreón de la mano de las buenas aportaciones de Ribas en defensa y de Oleson en ataque. No obstante, los errores a la salida de la presión impuesta por Valencia tras canasta minimizó una renta que llegó a ser de nueve puntos a cuatro al descanso 34-30.

No obstante, como Marcelinho y por ende el ataque azulgrana seguía asfixiado por la defensa valenciana, en los visitantes Rafa Martínez entró en erupción, endosando un parcial de 11-0 con el que llegó a manejar rentas de hasta cuatro puntos. Afortunadamente, Ribas, que tuvo que acudir poco después al banquillo tras un golpe recibido recuperó la actividad defensiva y un San Emeterio que había terminado el primer parcial en valoración negativa, apareció para, con dos triples consecutivos, devolver la igualdad antes de entrar en el último cuarto.

Decidió el acierto

La presión se hizo notar en este último parcial y la anotación cayó aún más y el acierto terminó siendo aún más determinante. En uno de sus días buenos, Oleson adquirió protagonismo y le puso la lucidez que le faltaba al ataque baskonista, comenzando con un 3+1 en uno de los momentos de mayor crisis. Por contra, Javtokas falló cuatro tiros libres consecutivos, lastrando las opciones de su equipo.

Pese a que en sus ansias de decidir el partido, Mirza Teletovic volvió a despertar admiración e ira metiendo un triple imposible y lanzando otro incomprensible, el Baskonia estuvo mucho más acertado y pudo amarrar una victoria muy importante con la que su futuro aparece más despejado, por mucho que la paciencia parezca ahora mismo una utopía.