Tony Martin (HTC-Highroad) se apuntó ayer la victoria final en la París-Niza, tras disputarse la octava y última etapa en la que se impuso Thomas Voeckler (Europcar) para firmar su segundo triunfo parcial de la carrera.

Martin, de 25 años, llegó victorioso al paseo de los Ingleses de Niza, por delante de su compatriota Andreas Kloeden (Radiochack), ganador de esta carrera hace once años, y el británico Bradley Wiggins (Sky Procycling), tercero en el podio final.

Martin se convirtió en el cuarto corredor germano en obtener el triunfo tras las victorias de Rolf Wolfshohl en 1968, Andreas Klöden en 2000 y Jorg Jaksche en 2004. El ciclista nacido en Erfutr logró el éxito más importante de su carrera deportiva, gracias a las cualidades que demostró en Aix-en-Provence el pasado viernes, que le ayudaron a asegurar el maillot amarillo. Destacado contrarelojista ha logrado una prueba por etapas.

En la última etapa, de 124 kilómetros con salida y llegada en Niza, tampoco escampó. Se la adjudicó Voeckler, actual campeón de Francia y que reeditó el triunfo parcial del miércoles pasado. Si en Belleville (Rhône) el corredor galo se regaló su primera alegría de la semana, ayer jugó sus cartas de forma inteligente para llegar empapado a meta y firmar el tercer éxito local de la semana, tras la conseguida la víspera por Remy Di Gregorio. En el descenso del puerto de Eze, a 15 kilómetros de la meta, Voeckler, de 31 años, consiguió alejarse de su último compañero de escapada, el italiano el Lampre Diego Ulissi. Llegó en solitario a la meta con 23 segundos de margen y a 1.06 sobre el siguiente grupo, formado por el francés Julien El Fare, el asturiano del Euskaltel Samuel Sánchez -quinto en la general final- y el vasco David López (Movistar).

«Cuando las condiciones son duras, algunos equipos se sienten castigados. Pensamos en el avión de regreso para estar en casa en lugar de en la carrera y entonces puede ser más fácil marcar la diferencia. No sólo debemos tener el espíritu de lucha, sino también las piernas», admitió el vencedor de la etapa.

Y es que, a algunos les pasó factura, como al kazajo Alexander Vinokourov, que abandonó «paralizado por la lluvia y el frío». Así que para evitar sorpresas desagradables, como el año pasado, cuando fue derrotado por Amaël Moinard, el campeón de Francia se encargó de deshacerse de antemano de todo lo que le pudiera suponer un impedimento. «Cuando la victoria está en juego, vale la pena».